Los estudios descartan, por ahora, limitar la actividad pesquera en la gran sima oceánica frente a Asturias y los investigadores preparan la siguiente campaña
Myriam MANCISIDOR
Los pescadores que faenan en el Cañón de Avilés pueden estar tranquilos, al menos de momento. Francisco Sánchez, director del Instituto Oceanográfico de Santander y responsable de la última campaña que se desarrolló en la sima abisal con el buque «Vizconde de Eza», manifestó que donde trabajan los barcos de arrastre, entre otras artes, no han identificado hasta ahora zonas protegidas por las directivas europeas. Sánchez destacó, no obstante, que el estudio del Cañón de Avilés (alcanza los 4.800 metros de profundidad) finalizará en 2013. Será entonces, subrayó, cuando se den a conocer las conclusiones definitivas y las posibles zonas de protección en esta área de gran interés geológico, pero también pesquero pues permite la producción de la mayoría de las especies de interés comercial como el pixín o la merluza.
«El estudio del cañón de Avilés es muy complicado porque hay intereses económicos por la actividad pesquera, por eso nosotros queremos saber dónde puede haber conflictos de uso», manifestó Sánchez, que avanzó que el próximo 7 de abril comenzará una nueva campaña de investigación en la que utilizarán maquinaria de última generación como un robot capaz de tomar imágenes a 2.000 metros bajo el agua para conocer los fondos marinos y hacer una cartografía exacta de la sima. «En este nueva campaña tenemos puesta mucha ilusión porque podremos coger muestras, incluso, de corales de agua fría», dijo el responsable del Oceanográfico de Santander.
Entonces está previsto que realicen un estudio de detalle de los hábitat vulnerables del Cañón de Avilés para estudiar si esta sima abisal es merecedora o no de un área de protección. El objetivo de las campañas desarrolladas en el Cañón de Avilés (tres hasta 2011) es precisamente estudiar los ecosistemas profundos de cara a proteger este espacio vulnerable como en su día se hizo con El Cachucho, la primera área marina protegida de España a unos 65 kilómetros de la costa de Ribadesella. «Estamos haciendo el esfuerzo de incluir la pesquería en todo el proceso, pero nosotros investigamos. Quien establecerá las medidas de protección será la administración», subrayó Sánchez, quien en todo momento defiende la protección del Cañón de Avilés «con criterio, es decir, siempre y cuando sea necesario».
«Las campañas que hemos desarrollado por el momento nos ofrecen datos parciales, esto es como un puzzle en el que vamos colocando piezas. Las conclusiones las sacaremos al final del proyecto cuando la administración competente decidirá si el Cañón de Avilés debe ser área marina protegida», dijo el responsable del Oceanográfico. Y precisó: «Un área marina protegida, por cierto, está poco comprendida. Se puede completar con un montón de usos, no es un sitio que se cierra y punto».
El Instituto Español de Oceanografía dirige seis de los diez proyectos de Indemares para cartografiar áreas marinas vulnerables de acuerdo a la Red Natura 2000 que tiene el fin de asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitats más amenazados de Europa.
Las áreas de estudio dentro del ámbito geográfico español son diez, en total: Cañón de Avilés, Banco de Galicia, Chimeneas de Cádiz, Seco de los Olivos, lsla de Alborán y conos volcánicos, Delta del Ebro-Columbretes, Cañón de Creus, Canal de Menoría, Banco de la Concepción y Sur de Fuerteventura. De todas éstas, la sima abisal avilesina es una de las más grandes del Atlántico.
Myriam MANCISIDOR
Los pescadores que faenan en el Cañón de Avilés pueden estar tranquilos, al menos de momento. Francisco Sánchez, director del Instituto Oceanográfico de Santander y responsable de la última campaña que se desarrolló en la sima abisal con el buque «Vizconde de Eza», manifestó que donde trabajan los barcos de arrastre, entre otras artes, no han identificado hasta ahora zonas protegidas por las directivas europeas. Sánchez destacó, no obstante, que el estudio del Cañón de Avilés (alcanza los 4.800 metros de profundidad) finalizará en 2013. Será entonces, subrayó, cuando se den a conocer las conclusiones definitivas y las posibles zonas de protección en esta área de gran interés geológico, pero también pesquero pues permite la producción de la mayoría de las especies de interés comercial como el pixín o la merluza.
«El estudio del cañón de Avilés es muy complicado porque hay intereses económicos por la actividad pesquera, por eso nosotros queremos saber dónde puede haber conflictos de uso», manifestó Sánchez, que avanzó que el próximo 7 de abril comenzará una nueva campaña de investigación en la que utilizarán maquinaria de última generación como un robot capaz de tomar imágenes a 2.000 metros bajo el agua para conocer los fondos marinos y hacer una cartografía exacta de la sima. «En este nueva campaña tenemos puesta mucha ilusión porque podremos coger muestras, incluso, de corales de agua fría», dijo el responsable del Oceanográfico de Santander.
Entonces está previsto que realicen un estudio de detalle de los hábitat vulnerables del Cañón de Avilés para estudiar si esta sima abisal es merecedora o no de un área de protección. El objetivo de las campañas desarrolladas en el Cañón de Avilés (tres hasta 2011) es precisamente estudiar los ecosistemas profundos de cara a proteger este espacio vulnerable como en su día se hizo con El Cachucho, la primera área marina protegida de España a unos 65 kilómetros de la costa de Ribadesella. «Estamos haciendo el esfuerzo de incluir la pesquería en todo el proceso, pero nosotros investigamos. Quien establecerá las medidas de protección será la administración», subrayó Sánchez, quien en todo momento defiende la protección del Cañón de Avilés «con criterio, es decir, siempre y cuando sea necesario».
«Las campañas que hemos desarrollado por el momento nos ofrecen datos parciales, esto es como un puzzle en el que vamos colocando piezas. Las conclusiones las sacaremos al final del proyecto cuando la administración competente decidirá si el Cañón de Avilés debe ser área marina protegida», dijo el responsable del Oceanográfico. Y precisó: «Un área marina protegida, por cierto, está poco comprendida. Se puede completar con un montón de usos, no es un sitio que se cierra y punto».
El Instituto Español de Oceanografía dirige seis de los diez proyectos de Indemares para cartografiar áreas marinas vulnerables de acuerdo a la Red Natura 2000 que tiene el fin de asegurar la supervivencia a largo plazo de las especies y los hábitats más amenazados de Europa.
Las áreas de estudio dentro del ámbito geográfico español son diez, en total: Cañón de Avilés, Banco de Galicia, Chimeneas de Cádiz, Seco de los Olivos, lsla de Alborán y conos volcánicos, Delta del Ebro-Columbretes, Cañón de Creus, Canal de Menoría, Banco de la Concepción y Sur de Fuerteventura. De todas éstas, la sima abisal avilesina es una de las más grandes del Atlántico.
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