lunes, 31 de octubre de 2011

Mitologia Asturiana - El Cañon de Aviles

El denominado Cañón de Avilés es un valle sumergido descomunal, que atraviesa transversalmente la plataforma y el talud, situándose de forma oblicua a la línea de costa y a poco más de 7 millas marinas (menos de 15 Km.) mar adentro desde la bocana de la ría de Avilés. Podemos encuadrarlo entre el Cabo de Vidio, concejo de Valdés, y el Cabo de Peñas, perteneciente al de Gozón. Se sumerge hasta cerca de 5 k. de profundidad y es el más profundo del mundo, avanzando desde los 140 metros sobre la plataforma, hasta los 4.750 metros en la base del talud. Está considerado a nivel mundial, como el tercero más importante, situado en las cercanías de la costa. Su anchura es de 32 kilómetros y se formó a consecuencia de la influencia de la la falla «Ventaniella», línea abierta que viene del Puerto Ventana, situado en la cordillera Cantábrica, y que se desdibuja en las profundidades marinas del golfo de Vizcaya. En esta falla se pueden provocar movimientos tectónicos y por tanto es una zona considerada sísmicamente activa. En el mismo Avilés los seísmos apenas alcanzan el grado 3 de la escala de Richter, esto quiere decir que son prácticamente imperceptibles.

HÁBITAT, ESPECIES Y PRESIÓN PESQUERA.

La influencia de esta falla se hacen patente al llegar al mar, dadas sus connotaciones… a apenas 200 metros del final de la plataforma continental comienza el descenso hacia la llanura abisal y, a ocho millas de la entrada de la ría, se alcanzan profundidades de 4.000 metros. Así pues la luz desaparece a tan solo cincuenta metros de profundidad, la zona afótica. En esta zona, a consecuencia de las singulares corrientes marinas que se generan, a consecuencia de este cañón, se genera una cadena alimentaria más que interesante, llamada a la que acuden los cachalotes (concentra la mayor biodiversidad de cetáceos del Cantábrico) y en la que se desarrollan los denominados kraken o calamares gigantes (Architeuthis Dux y Taningea Danae), Calamar gato (tiene uñas en lugar de ventosas y dos órganos fotóforos) y otras raras especies extraídas como rapes albinos, bogavantes de tres pinzas o tiburones anguila... verdaderos monstruos marinos. Corales y flora marina que difícilmente se encuentran en otras latitudes se hacen aquí presentes. Actualmente sólo tres puntos del planeta son referencia de avistamientos de estos monstruos marinos, Nueva Zelanda, Japón y la costa asturiana. Son más que abundantes los avistamientos de delfines comunes, listados y mulares, zifios, rorcual aliblanco, cachalote pigmeo, así como la presencia del calderón común.

La propia geografía a alterado la hidrodinámica en esta zona, ya que las corrientes marinas de Avilés son muy distintas de las de Gijón, sirva como ejemplo. En invierno las corrientes en el Cantábrico toman como dirección Francia y, en verano, sucede lo contrario; parten de Francia y se dirigen al océano Atlántico. Lo habitual es que durante la época estival se agoten los nutrientes, sin embargo, cuando se alcanza el cañón de Avilés no sucede esto. Se ha observado que aquí se mezclan las distintas capas con suma facilidad y se genera una cadena trófica más rica. A consecuencia de esto se diversifica la floración de algas y la presencia de numerosos nutrientes convirtiendo esta zona en uno de los ecosistemas más extraordinarios de la plataforma del Mar Cantábrico. Aquí se ubican los hábitat necesarios para la reproducción de importantes especies de interés comercial, como la merluza y el rape. El fondo abisal sigue siendo una incógnita.

Todas las características anteriores hacen que esta zona sea objeto de una intensa actividad pesquera, especialmente dañina en el caso de la pesca de arrastre, que es practicada de forma habitual en aguas del cañón de Avilés y en los fondos aledaños de la plataforma asturiana. La cercanía a la costa hace que sea especialmente sensible a hechos como la ampliación del puerto de Avilés, posibles contaminaciones por vertidos de aguas residuales urbanas e industriales y la degradación costera a causa de un desarrollo industrial, urbanístico y turístico desmedido, junto a un habitual e intenso tráfico marítimo. A pesar de las buenas intenciones ministeriales, se señala la pesca como uno de los obstáculos para declarar el cañón de Avilés como zona protegida. La cercanía con la costa propicia que los pescadores de arrastre frecuenten sus aguas, así como la de los de superficie, aunque sus capturas se limitan a sardina y bacaladilla. Para que el cañón sea declarado zona protegida debería haber una regulación pesquera en la que no se prohíba la pesca, sino que se concreten tiempos de veda y se disminuya la presión que podría desembocar en que muchas de las especies que actualmente viven en sus aguas huyan a otras zonas más benévolas.

En el Cañón de Avilés hay unas ochocientas especies de organismos bentónicos, muchos tan importantes y emblemáticos como los de El Cachucho; el problema del Cañón es que las aguas son del Principado y del Estado y existe competencia pesquera. Hay que pensar también que toda área protegida conlleva costes de mantenimiento, pues cada tres o cuatro años se deben demostrar las ventajas de la declaración, efectuar una monitorización, guardas, etc. En el cañón de Avilés, además, existe el problema de que hay muchos barcos faenando.

El 7 de Julio del año 2008, el buque Oceana Ranger, mediante la utilización de un robot submarino capaz de descender a 600 m. de profundidad, descubrió un rico ecosistema de colares, corales negros, gorgonias y esponjas, entre los que destacan los corales blancos y las esponjas de cristal. Casi el 50% de estos ecosistemas han desaparecido de aguas europeas, dato que tiene especial relevancia, ya que actualmente la mitad de los arrecifes europeos ya han desaparecido; algunas formaciones coralinas han sido datadas en más de 8.000 años. Estos corales blancos de aguas profundas y frías, entre los cuales se han llegado a contabilizar más de 800 especies diferentes, pueden formar uno de los ecosistemas más importantes de Europa. Estudios recientes han estimado que casi la mitad de los arrecifes de coral de profundidad de Europa han desaparecido, en especial, a causa del uso de técnicas de pesca destructivas como el arrastre de fondo. Es de destacar que el 90% de las especies alóctonas de la península Ibérica habitan aquí, en el Cañón de Avilés.
Antes del 2010, todos los países europeos deben presentar una lista de espacios protegidos marinos de acuerdo con la Convención OSPAR para la conservación del Atlántico Nordeste. Y para 2012, al menos el 10% de la superficie marina del mundo debe estar ya protegida para cumplir con los objetivos del Convenio de Biodiversidad de Naciones Unidas.

Fuente visitada.
asturiassalada.com

Calamares Gigantes en la Fosa Carrandi. Los terribles Kraken se hacen presentes

Existen realmente y se conocen científicamente bajo el nombre de Architeuthis, aunque sólo hasta hace poco se ha conseguido capturar algún ejemplar y filmar. Son los Kraken y hoy, dada la actualidad del tema, reeditamos un artículo del año 2005 que confeccionamos en la Redacción Búscolu.

Colunga: Mar de calamares gigantes
Existen realmente y se conocen científicamente bajo el nombre de Architeuthis, aunque sólo hasta hace poco se ha conseguido capturar algún ejemplar. Desde el origen de la navegación en el norte de Europa se hablaba de una bestia terrible que con sus grandes tentáculos arrastraba a los navíos y sus tripulantes al fondo marino. Era el Kraken, un animal que se creía producto de la febril imaginación de los marineros... pero que se ha demostrado real desde que empezaron a encontrarse los cuerpos varados de calamares gigantes muertos en las playas.
Estudiantes colungueses en la sede del CEPESMA
 Excursión de estudiantes colungueses al CEPESMA
Fue en 1856, cuando Johannes Japetus Smith Steenstrup le atribuyó un nombre genérico a los calamares gigantes: Architeuthis, que ha pasado a ser el nombre científico. El pasado Septiembre del 2002 se atrapaba uno en el Caladero de Carrandi de Colunga, a 40 kilómetros al noreste de la costa gijonesa. Las Tiberas, en la vertical de Tapia, y los caladeros de Carrandi y Los Pozos, frente a Colunga y Ribadesella son el habitat continuo según parece, de estas especies de calamares gigantes El hallazgo del architeuthis macho demostró que Carrandi es un verdadero 'santuario' de los animales de esta misteriosa especie. El ejemplar atrapado ocupa un lugar privilegiado en la exposición de la Coordinadora para el Estudio y la Recuperación de las Especies Marinas (Cepesma) en la localidad asturiana de Luarca que, con 15 calamares gigantes, es la más importante del mundo. El ejemplar en cuestión mide seis metros y pesa 50 kilos. Existe así mismo un proyecto científico denominado Kraken que pretende filmar al calamar gigante en su hábitat natural.
Características principales:
Los taningia danaes son sus hermanos pequeños, con menor longitud y peso, pero medidas igualmente descomunales. Los cachalotes son los únicos predadores conocidos del calamar gigante. Los científicos aseguran que, por las marcas encontradas en algunos cachalotes, estos calamares podrían llegar a pesar una tonelada (mil kilos !!).
En esta especie, el tamaño de los machos es muy inferior al de las hembras, que crecen al ritmo de 40 kilos por año y pueden alcanzar los 20 metros de largo, pesando alrededor de 200 kilos. Los calamares gigantes disponen en la terminación de dos de sus tentáculos, de unas estructuras llamadas fotóforos, los mayores órganos luminescentes de la naturaleza, del tamaño de una pelota. No se sabe a ciencia cierta su utilidad, pero los investigadores intuyen que les sirven para atraer a sus presas y comunicarse entre sí. Además, poseen párpados, con los que pueden hacer 'guiños' y con ello juegos de luces. Los calamares gigantes poseen además un órgano sexual de 75 cm y uno de repuesto por si lo perdieran.
Muertes de cefalópodos por ondas de frecuencia media:
Sello australiano
 Sello australiano
Las ondas de frecuencia media utilizadas en las exploraciones geológicas para determinar la existencia de hidrocarburos en la plataforma submarina pueden afectar al organismo de los calamares gigantes y ocasionarles la muerte. Angel guerra, uno de los investigadores del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo que participó en la Operación Kraken, que intentó sin éxito filmar calamares gigantes vivos frente a la costa de Asturias, dijo que "existen indicios suficientes" para pensar que la muerte de grandes cefalópodos obedece a "causas externas".
Entre septiembre y octubre de 2001 y en octubre de 2003 se registraron varamientos de calamares gigantes en la costa del Cantábrico coincidiendo con operaciones de barcos que realizaban estudios geofísicos del fondo marino del Golfo de Vizcaya mediante sondas de ondas expansivas de frecuencia media, según indicó el investigador . Guerra dijo que las necropsias de estos animales determinaron daños en los sistemas circulatorio, nervioso y auditivo que podrían adjudicarse a estas ondas, en un efecto similar al comprobado en algunos que habitan zonas de mucha profundidad. La hipótesis fue respaldada por el catedrático de Patología Animal de la Universidad de Las Palmas, Antonio Jesús Fernández, que se comprometió a colaborar en una investigación en esa línea. "La característica más impresionante de los calamares gigantes es su par de tentáculos extremadamente largos, distintos de los ocho más cortos. Los largos tentáculos conforman las dos terceras partes de la longitud de los especimenes muertos hasta la fecha", decían los científicos en la revista 'Royal Society'. Los calamares gigantes parece que son depredadores mucho más activos de lo que los investigadores habían sospechado y atrapaban sus presas con sus largos tentáculos para alimentarse.
Calamares gigantes de la Costa Asturiana
En Luarca, la capital de la Costa Blanca asturiana, se ubica, la denominada AULA DEL MAR, allí se encarga del estudio, conservación y exposición de estos grandes cafalópodos y de otras especies marinas la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (CEPESMA). antaño ubicado en el Colegio Padre Gago de Luarca cuenta con "ejemplares gigantes de cefalópodos" capturados en la Costa de Verde asturiana en el caladero de Carrandi de Colunga.
Caladeros asturianos
 Caladeros asturianos
El primer ejemplar macho con un pene de 76 cm. fue capturado en Carrandi, perteneciendo a la especie "Architheutis dux" tenía 6 m. de longitud y 50 Kgr de peso, se enganchó en las redes de unos pescadores el martes 10 de septiembre del 2.002.
El 29 de agosto del 2.002 fue capturado un ejemplar de Taningia danae, de 90 Kgr por 2 pesqueros a unos 700 m. de profundidad.
En busca del monstruo marino (11 septiembre 2.002). El proyecto "KRAKEN" (palabra noruega, con la que hace siglos se designó a los calamares gigantes) tiene por objetivo, el filmar en las profundidades del caladero de Carrandi (sito a unas 25-28 millas al NE de Gijón) al calamar gigante, que puede alcanzar los 1.000 Kgr de peso y 20 m. de longitud, del que hay más de 60 citas en las costas asturianas. La expedición consta de 7 tripulantes y 13 científicos y técnicos. La Productora Transglobe Films pretendía conseguir en dos semanas imágenes del gran cefalópodo/Peludín, para ello soltarán 1.000 kgr de cebo (caballa, jurel fresco, harina de pescado, etc), emisoras sonoras de baja frecuencia y potentes focos, para atraer al calamar a las cámaras que son hundidas entre 300 y 1.000 m. de profundidad, con una cámara móvil arrastrada por el barco y dos robots con cámara móvil que rastrearán la zona, delimitando un triángulo de 3.700 m2. El día 6 de octubre un grupo de científicos de Ecobiamar -CSIC y de la productora Transglobe Films iniciaron una expedición con el objetivo de conseguir por primera vez imágenes del Architeuthis Dux (el legendario calamar gigante) vivo y en su hábitat natural, la zona que se pretende estudiar está a sólo 35 millas al Noroeste de la ciudad de Gijón (España).
La zona que se conoce como el caladero de Carrandí, está generando una presencia inusual de estos gigantes marinos. La búsqueda se realizo, frente al litoral de Luarca -a unos 70 kilómetros de Oviedo-, entre 500 y 1.500 metros de profundidad . El proyecto cuenta con 200 millones de presupuesto y los trabajos se prolongarán hasta el día 11 de octubre.
Por otra parte, se dice que científicos japoneses han conseguido fotografiar un calamar gigante en aguas del Mar de Japón.
Científicos japoneses han tomado las primeras fotografías de una de las criaturas más misteriosas del océano, el calamar gigante. Hasta ahora la única información sobre el comportamiento de estas criaturas que miden más de 18 metros de largo se basaba en los calamares muertos o agonizantes encontrados en la costa o capturados por barcos de pesca comerciales.
El ejemplar, Architeuthis, de más de ocho metros de longitud, ha sido visto a unos 900 metros de profundidad, y es mucho más agresivo de lo que hasta ahora pensaban los científicos. Hasta ahora, todos los ejemplares que se han capturado estaban muertos, y nunca se habían tomado imágenes en su hábitat natural.
Los científicos japoneses Tsunemi Kubodera y Kyoichi Mori, del Museo Nacional de Ciencias de Tokio y la Asociación Ogasawara para observación de ballenas, suspendieron una línea de nylon que llevaba una cámara digital con varios cebos y que apuntaba a un fondo de 1.200 metros.
Imágenes tomadas por los japoneses, CEPESMA duda de su autenticidad
 Imágenes tomadas por los japoneses, CEPESMA duda de su autenticidad
El monstruo jamás había sido fotografiado ni filmado vivo; sólo sabíamos que existía por los cuerpos medio descompuestos que quedan enganchados a las redes o que arriban a las playas. El animal fue descubierto por la cámara el 30 de septiembre de 2004 a las 9:15, y la imagen muestra, según sus autores, «como los dos largos tentáculos del calamar se enrollan en forma de bola arropando la boya».
También añadieron que los calamares gigantes parece que son depredadores mucho más activos de lo que los investigadores habían sospechado y atrapaban sus presas con sus largos tentáculos para alimentarse. Un ejemplar de Architeuthis, de más de ocho metros de longitud es mucho más agresivo de lo que asta ahora se pensaba.
Un poco de historia Kraken
Sello australiano
 Sello australiano
Las historias sobre calamares o pulpos gigantes abundan en el periodo final de la Edad media. El kraken, proviene precisamente de aquella época en leyendas escandinavas, reproducidas una y otra vez por personas relacionadas con la mar, quienes al tiempo de estar embarcados, llegaban a los diferentes puertos contando feroces luchas entre ellos y gigantescos monstruos marinos. La literatura incorporó estas leyendas entre sus géneros predilectos. Basta con mencionar Los trabajadores del Mar de Víctor Hugo o Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, para darnos cuenta que es un tema ampliamente divulgado en el terreno de lo fantástico.
Las obras de Verne, tienen un impresionante grado de coincidencias con la realidad que ahora vivimos. Sus descripciones de avances tecnológicos, descubrimientos geográficos, medios de transportes y comunicaciones, tienen tal grado de similitud con lo que ahora disfrutamos, que más de algún estudioso a dicho abiertamente que este personaje tan enigmático en su vida, misógino por excelencia, y con poca suerte en su época, fue elegido por "alguien" para describirnos nuestro futuro. Sea esto último verdad o no, lo cierto es que los últimos tiempos, al parecer de una forma u otra, van dando razón a éste insigne escritor francés.
Sello australiano
 Sello australiano
Según señala el señor Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (CEPESMA), sus estudios lo han llevado a recopilar cerca de una veintena de citas de "architeuthis" correspondientes a los últimos 40 años, entre ellas algunas de ejemplares de más de 7 metros de longitud. Según Laria, las zonas están siendo documentadas con fotografías y datos biométricos y sé esta convirtiendo en un referente mundial, ya que no existe en Europa una zona tan pródiga en la captura de calamares gigantes. La bióloga Maria Concepción Pérez de la Universidad de Oviedo, aporta una única referencia previa, de Noviembre de 1998. En toda la Península Ibérica solo hay otros dos registros, ambos en Galicia.
La existencia de estos cefalópodos gigantes comenzó a desvelarse en tiempos recientes, y sabemos muy poco de su vida y costumbres submarinas. La mayor parte de las veces se recobran ejemplares en muy mal estado o meros fragmentos de los mismos, que apenas permiten extraer datos. Los Calamares gigantes son animales cosmopolitas, aunque aparecen con mayor frecuencia en determinadas áreas como son frente a las costas noruegas y Terranova, en el Atlántico Norte, Namibia y Sudáfrica, en el Atlántico Sur, Nueva Zelanda y la región septentrional del Pacífico. Los puntos mencionados anteriormente podrían denominarse "áreas calientes". Asturias en España, es uno de los escasos lugares de la Península Ibérica con citas de Architeuthis; hay otras en el Golfo de Vizcaya y en Galicia, y recientemente se han producido hallazgos en las Islas Canarias y enfrente de la costa de Málaga. Entre las referencias gallegas, algunas corresponden a restos encontrados en contenidos estomacales de chacalotes. Ciertos tiburones y los peces de los géneros Aphanopus y alepisaurus también los devoran. Luis Laria del CEPESMA refiere dos casos de tentáculos extraídos del estómago de tiburones, uno de ellos un marrajo capturado el pasado mes de Abril por un pesquero de Luarca. Muchos chacalotes muestran en su piel marcas de lucha con estos titanes, lo que demuestra que la vida bajo las aguas de los océanos es aún bastante desconocida para todos.
Kraken
 Kraken

Los análisis del CEPESMA han demostrado que existen áreas donde se concentran estos calamares gigantes, ya que coinciden con la existencia de cañones submarinos que superan los 2.000 metros de profundidad. Se ha determinado que son zonas con una corografía muy peculiar, con caladeros de 350 a 400 metros y pozos que descienden muy bruscamente. Los calamares viven en estas fosas, pero realizan migraciones verticales para alimentarse y ascienden hasta el nivel donde actúan los arrastreros. Es entonces cuando se producen las capturas. Resulta llamativo que todos aparezcan en los mismos lugares. Quizás el hábitat, la profundidad y las condiciones de alimento le son favorables y se han establecido colonias, sin embargo, existe otra vertiente de opinión que expresa que estos calamares gigantes, que durante miles de años han vivido ocultos en los abismos oceánicos, ahora se ven en la obligación de cambiar sus hábitos de conducta debido a los cambios climáticos y la contaminación que están sufriendo los mares de todo el mundo. Sea cual sea la explicación de la salida a superficie de estos ejemplares tan espectaculares, la ciencia debe tener su propia opinión y esta se hará esperar un poco.
Karken barado en una playa
 Karken barado en una playa
Según Angel González, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), una investigación de estas fosas asturianas sería muy interesante para desarrollar un método de trabajo a seguir. Incluso esta iniciativa no necesitaría grandes dispositivos para desarrollarla. Según los científicos, se podrían utilizar ecoondas para estudiar la orografía subterránea, y tal vez intentar la cáptura de algún ejemplar. Entre los grandes patrocinadores de esta idea se encuentra la National Geographic Society y la Smithsonian Institution de Washington, empeñadas en desentrañar los secretos de estas criaturas.
Los anteriores intentos que han realizado en conjunto estas dos Sociedades se han concentrado en los mares de Australia, Nueva Zelanda o en las Azores y no han tenido el éxito esperado, pero dada las condiciones de la costa asturiana y la ubicación de estas fosas, creen que existirían más posibilidades de tener éxito en esta zona y de una vez por todas capturar un ejemplar vivo, que daría más luz al mundo científico sobre la vida de estos increíbles calamares. Son numerosas las pruebas que se han realizado para capturar un ejemplar vivo. La sujeción de cámaras a la cabeza de chacalotes, principales depredadores naturales de los calamares gigantes, tampoco han dado resultados positivos. Quizá las fosas asturianas, próximas a la costa (distan de ella entre 20 y 40 millas), sean idóneas para intentarlo de nuevo.
Descripción de las capturas
El mejor ejemplar conservado de género Architeuthis fue capturado por la embarcación Minchos V a 34 millas al NE de la ciudad de Gijón, dicho ejemplar pesaba 47 kilos y su longitud total era de 8 metros, correspondiendo a una hembra aún inmadura de año y medio de vida. Este ejemplar se logró conservar un tiempo en buen estado en las dependencias del CEPESMA, aunque su longitud quedo en 6 metros aproximadamente, luego de ser sometido al aislamiento propio de conservación para estudiarlo y posteriormente mostrarlo al público en general.
Midiendo un Kraken
 Midiendo un Kraken

Las capturas no terminan aquí. El barco pesquero Hermanos Pino Ladra descargó ese mismo mes de Diciembre del 2000 en los muelles del Rendiello, de El Musel, siete ejemplares (un adulto y seis crías) de un extraño cefalópodo que fue identificado por Luis Laria, responsable del CEPESMA como Histheutheitis. Dicha especie se caracteriza, según la citada fuente, porque tiene un ojo mayor que el otro y porque nada mirando hacia arriba y hacia abajo, no hacia la derecha e izquierda, como es habitual. El Hermano Pino Ladra se encontraba faenando al arrastre en pareja, al Norte del lastre, cuando se produjo la singular captura, a unos 400 metros de profundidad. El patrón del arrastrero, Antonio Casabella, indica a investigadores del CEPESMA que no es la primera vez que capturan calamares de este tipo, ya que hace unos meses atrás habían capturado otros calamares curiosos que pesaban entre 110 y 40 kilos respectivamente. Declaraciones que confirman una vez más que frente a las costas de Asturias, existe una población de estos ejemplares que suben a la superficie continuamente.
Para confirmar lo anteriormente dicho, en el mes de Abril del año 2001, nuevamente frente a las costas de Asturias se ha capturado esta vez un pez que ha sido identificado como un Congrio, la única gran diferencia es que este ejemplar era un par de metros más grande que las capturas habituales. En estos momentos investigadores del CEPESMA están trabajando arduamente en tratar de averiguar las razones que conducen a estos grandes calamares a cambiar sus costumbres ancestrales, y saber si otras especies marinas sufren las mismas consecuencias dado el último descubrimiento del gigantesco congrio. Podemos pensar una vez más que estos hechos sean debido a la acción del hombre, el gran exterminador, o todo se deba a una mutación natural que se da en esta fosa del Mar Cantábrico.
Científicos españoles estudian los restos de un ejemplar de Architeuthis dux varado en las costas del norte de España. Esperan, mediante una exhaustiva autopsia, descubrir datos sobre el invertebrado más grande del mundo y aún muy desconocido: El calamar gigante ……Vive en aguas del mar Cantábrico, las Azores, Nueva Zelandia y Canadá.
Características del calamar gigante
Puede alcanzar los 20 metros de longitud y los 1.000 kilogramos de peso. Habita en las profundidades marinas, entre los 400 y los 1.500 metros, donde la presión es elevadísima y no llega la luz del sol. Son solitarios, se alimentan de peces, cefalópodos y crustáceos y sus únicos predadores son el cachalote y sus congéneres. Puede luchar con un cachalote de 20 metros. Sus tentáculos pueden llegar hasta los 16 metros de longitud.
  • Cabeza: contiene un cerebro complejo.
  • Ojos: el más grande del reino animal. Pueden medir 25 centímetros (10 adentro) en diámetro.
  • Aletas: relativamente pequeño en esta especie. Ayudan a balancear y a maniobrar al animal enorme mientras que nada.
  • Capa: el cuerpo principal. Este saco muscular contiene la mayoría de los sistemas del órgano.
  • Tentacles de alimentación: 2
  • Embudo: un tubo multipropósito usado en la respiración, echar en chorro, arrojar a chorros la tinta, poner los huevos, y expeler la basura.
  • Brazos (8): tachonado con dos filas de lechones. En el reino animal el calamar es un invertebrado del tipo molusco y de la clase cefalópodo. El calamar tiene la cabeza grande y su cuerpo es esférico con dos aletas laterales En torno a la boca hay ocho tentáculos con ventosas y dos contráctiles con el extremo ensanchado y aplanado. Los tentáculos contráctiles, más largos que el resto, son prensiles y se usan para atrapar a la presa y llevarla hacia los tentáculos más cortos, que la sujetan mientras es desgarrada por una poderosa mandíbula en forma de pico curvado.
En el macho, de acuerdo con las investigaciones de un ejemplar recientemente capturado, uno de los tentáculos pequeños esta modificado para depositar un paquete de esperma en el oviducto de la hembra. En algunos calamares las hembras fijan los huevos sobre algas o en el suelo oceánico mediante un filamento viscoso. Parece ser que los huevos de los calamares gigantes abisales flotan libremente. Las cantidades de huevos que expulsan las hembras son cercanas a los 300.000. Esta elevada cantidad es para compensar el escaso ciclo reproductor, una sola vez, ya que la muerte de este cefalópodo se produce después de la reproducción.
En lo relativo a su tamaño varía dependiendo de la especie; así el calamar común de las costas orientales del Atlántico norte mide entre 30 y 40 centímetros de longitud y el calamar gigante puede alcanzar una tonelada de peso. El proceso de crecimiento de los calamares gigantes es calificado por Angel Guerra, biólogo del Centro Superior de Investigaciones Marinas de Vigo, de fantástico, ya que en sus cinco años de vida pasan de unos milímetros de longitud, tamaño de los huevos de una hembra madura, a alcanzar los 20 metros y los mil kilogramos de peso. Este espectacular crecimiento se debe a que el calamar gigante no está capacitado para reciclar los metales pesados, como lo hacen otros seres. Mientras que un organismo como el nuestro desarrolla vísceras encargadas de eliminar la mayor parte de los productos tóxicos que ingerimos y podemos alcanzar edades longevas, los calamares gigantes no superan los cinco años de vida pero invierte todas sus actuaciones en el crecimiento. Los tentáculos del calamar gigante son casi cuatro veces más largos que su cuerpo.
Entre las características de este cefalópodo está la de poder nadar a mayor velocidad que el resto de los invertebrados expulsando agua de la cavidad del manto a través del embudo musculoso. Muchos calamares de las profundidades oceánicas son bioluminiscentes y en sus esfuerzos queman proteínas y no grasas. Debido a este proceso incorporan amoniaco en sus músculos, que les proporciona flotabilad neutra, beneficiando y ahorrando energía sus movimientos, y hace que sean tóxico para el consumo humano. Estas especies se encuentran diseminadas por varios puntos del planeta. Hasta finales de los años noventa el área principal se había ubicado en las costas de Nueva Zelanda, concretamente en el cañon de KoiKoura. Es a partir de 1998 y a través de la labor de CEPESMA, que ha recopilado datos y ejemplares, cuando se manifiesta la importancia del caladero de Carrandi para las organizaciones e instituciones que se han planteado el reto de grabar a estas criaturas de las profundidades en su habitat. Las citas de architeuthis en Asturias alcanza las sesenta en los últimos cuarenta años. Según aparece en el diario la Nueva España con fecha de 11 de julio de 1969 unos pescadores deportivos de Oviedo recogieron en la localidad de Luanco el más grande de cuantos se han registrado en las costas asturianas hasta la fecha. El ejemplar pesó, de acuerdo con la información, 250 kilogramos. Desde entonces hasta finales de los años noventa ha habido numerosas capturas de calamares gigantes entre las que hay que destacar por su importancia, de acuerdo con los expertos, la captura de un ejemplar de Taningia danae de 30 kilogramos de peso en el caladero Carrandi. El calamar era un macho maduro en el que se pudo observar el ógano copulador, que permitió avanzar en el conomimiento de la reprosucción de la especie. Hace escasas fechas y a escasa distancia donde estaba situadas las cámaras sumergidas instaladas por el equipo del proyecto Kraken fue capturado a unos 350 metros de profundidad un calamar macho de 50 kilogramos y 6 metros de longitud del género Architeuthis. Su disección mostró que, como en el caso de los Taningia danae, los machos tienen un tamaño mucho menor que la hembra y que también cuenta con órgano copulador.
Desde 1999 han sido ocho los ejemplares de Architeuthis encontrados, además de tres de la especie Tanigia deana, todos ellos capturados entre 400 y 600 metros de profundidad, o encontrados varados en la playa.
Los científicos piensan que los últimos varamientos guardan relación con las prospecciones petrolíferas efectuadas en aguas del mar Catábrico, que generan movimientos sísmicos artificiales por explosiones y lanzamiento de aire comprimido, pero esto sólo es una hipótesis y no un hecho científico verificado. Se espera que los científicos realicen una expedición a un punto del mar Cantábrico, concretamente frente a las costa de Colunga, donde se piensa que existe una colonia de estos cefalópodos para estudiar su comportamiento.
Los últimos animales de esta especie encontrados en las costas asturianas aparecieron varados, según su relato, a causa de los trabajos de investigación del buque Hespérides.
Ésta es la especie conocida comúnmente como el calamar gigante. Porque los científicos no saben exactamente dónde en el mar vive, no han podido estudiarlo vivo.
¿Dónde vive?
Los puntos en el mapa indican donde se han cogido los especimenes de Calamar gigante o encontraron trenzado, sospechado los científicos que vive en las profundidades de 200-700 m (660-2.300 pies) .
Habitats en el mundo del Calamar gigante
 Habitats en el mundo del Calamar gigante

¿Qué come?
Principalmente pescados y otros calamares, basados en el análisis científico del contenido de estómago de dos especímenes gigantes del calamar.
ÚLTIMAS NOTICIAS
La Nueva España, Asturias, España, 14-04-06
Cepesma colabora con una organización neozelandesa para determinar si la genética del calamar gigante asturiano es la misma que la de la especie de Oceanía
NECROPSIA. Dos veterinarios estudiaron el cadáver de un ejemplar aparecido en Luarca.
En las antípodas del planeta hay un lugar muy parecido a Asturias. Al menos, en lo que a calamares gigantes se refiere. Porque existen dos zonas en el mundo donde está demostrada la presencia estable del mítico kraken, donde estos animales han aparecido con cierta frecuencia durante los últimos años: por una parte, el caladero de Carrandi, frente a la costa de Colunga; por otra, el cañón de Kaicoura, en Nueva Zelanda. Poco se sabe de la especie, cuya existencia era puesta en duda hasta hace no muchos años. Ni siquiera se conoce si los ejemplares que pueblan los fondos marinos próximos a Asturias son iguales a los que viven en Oceanía.
Con el objetivo de aclarar eso, la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma) ha iniciado una línea de colaboración con el Museum Archive, de Kaicoura. Según explicó el director de la asociación conservacionista asturiana, Luis Laria, uno de los fines que se persigue es «saber si las poblaciones de ese área son genéticamente como las nuestras». Para ello, Cepesma enviará hasta Nueva Zelanda muestras de tejidos de ejemplares aparecidos en las costas asturianas. En las antípodas se realizarán las pruebas para saber si se trata de la misma especie.
En principio, Laria descarta la posibilidad de intercambios entre ambas poblaciones debido a la enorme distancia que las separa. Y añade el director de Cepesma que esta colaboración jugará un importantísimo papel en el conocimiento de la especie ya que «la investigación genética es algo que allí llevan años realizando, mientras que aquí estamos en pañales, no se ha hecho nada aún».
Varamientos
Este convenio ha surgido del viaje que Laria realizó a Nueva Zelanda el pasado mes de noviembre. Además de la colaboración con el Museum Archive, Cepesma también mantiene contactos con la asociación New Environment, cuyo ámbito de actuación es el sur de Nueva Zelanda. El colectivo, formado por biólogos marinos, está llevando a cabo estudios sobre los calamares gigantes a través del seguimiento de los cachalotes de la zona. Con ellos se pretende intercambiar información sobre varamientos y la relación con las poblaciones de cachalotes.
Es precisamente en este punto en el que más se diferencia el caladero de Carrandi de su réplica en las antípodas, el cañón de Kaicoura: mientras que los grandes cetáceos pueblan la costa neozelandesa de manera estable, en la asturiana su presencia es excepcional. Según Laria, el motivo es la diferente «orografía subacuática», porque mientras que «el cañón de Kaicoura es un valle profundo con dos terrazas laterales que posibilitan una inmersión con buena información por ecolocalización», en Carrandi «la compleja orografía y lo agreste de los fondos» entorpece las inmersiones de los cachalotes. No hay que olvidar que los fondos oceánicos asturianos «pertenecen geológicamente a la misma formación de pliegues de los Picos de Europa».
El depredador
Tanta atención hacia los cachalotes tiene su explicación: se trata del único enemigo natural del calamar gigante, su depredador, y ejemplares de architeuthis han aparecido en el interior de los cetáceos. Además, se han localizado cachalotes con lesiones en la piel provocadas por los tentáculos de los kraken, prueba de las luchas entre ambos colosos.
Ante estas evidencias, en Kaicoura se ideó un método original para lograr grabar a los calamares gigantes. El director de Cepesma recuerda que, con el mismo objetivo que el Proyecto Kraken llevado a cabo en Asturias también sin éxito, se instalaron cámaras en los lomos de los cachalotes con el fin de acceder a una de esas luchas. Sin embargo todo se frustró en cuestión de minutos, cuando los animales comenzaron a restregarse unos contra otros para librarse de esos incómodos apéndices.
 Calamares gigantes en Asturias
 Calamares gigantes, foto del Cepesma

Redes de pesca
Otra diferencia entre Carrandi y Kaicoura es el modo en el que los calamares gigantes llegan a manos del hombre. En el caso neozelandés la única vía son los varamientos que se producen en la costa de animales muertos o moribundos. Sin embargo, en Asturias muchos ejemplares son capturados por las redes de pesca. El motivo, explica Laria, es que en Nueva Zelanda «la escasa plataforma continental no posibilita la actividad pesquera en la modalidad de arrastre». Mientras, en Asturias se pueden encontrar «mesetas planicies, aunque en profundidades no superiores a quinientos metros». Lugares hasta los que en ocasiones sube el calamar gigante en busca de alimento, pese a que su hábitat se extiende hasta los dos mil metros de profundidad.
Los contactos entre Cepesma y entidades neozelandesas ya existen desde hace dos años, cuando «el Museo Nacional de Wellington, al norte del estrecho de Cook» pidió a la asociación asturiana que les cediera algún ejemplar de calamar gigante a efectos expositivos. «Es curioso que, a pesar de aparecer tantos ejemplares en los últimos años, no tengan ninguno conservado», dice Laria. Todo lo que conservan son muestras de cara a estudios genéticos. Una situación que sí se sitúa en las antípodas de lo que ocurre en Asturias.
La Voz de Oxaca, Buenos Aires, Argentina, 04-04-06
Monstruos marinos
"Me paré sobre la arena del mar y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos: en sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas, nombres de blasfemia." (San Juan. Apocalipsis 13:1)
Desde tiempos inmemoriales, pasando por las sirenas de la mitología griega, el Kraken de los escandinavos, la blanca ballena Moby Dick de Melville, el hombre ha recurrido a imágenes de monstruos marinos como símbolos del demonio, del terror o del mal.
Es cosa sabida que las profecías bíblicas eran a menudo formuladas a través de parábolas y modernamente se ha interpretado que las siete cabezas de la bestia mencionada por San Juan aluden a las siete colinas de Roma, centro del poder imperial de entonces, y que el número de la bestia, 666, podría decodificarse como una referencia al emperador Nerón.
Pero, ¿acaso todas las representaciones de monstruos marinos son mero producto de la imaginación afiebrada o temerosa? Innumerables relatos de viajeros de antaño parecen desmentir esa posibilidad.
Por ejemplo, el fabuloso pulpo mencionado por Julio Verne fue probablemente inspirado por diarios de viaje medievales que mencionaban al Kraken, casi con seguridad un calamar gigante o una langosta gigantesca....
Ovidio hace lo mismo con Escila y Caribdis, monstruos que el propio Homero menciona en la Odisea y que geográficamente se corresponden a un remolino y una gigantesca roca.
EL BARCO PIRATA Y EL CALAMAR
Un calamar gigante de 8.62 metros pescado en Argentina hace cerca de un año se ha puesto en exhibición en el Museo de Historia Natural de Londres. El espécimen compartirá ahora el mismo espacio que muchos de los ejemplares capturados por Charles Darwin.
Bajo bandera inglesa y pescando ilegalmente en aguas argentinas, el barco a nombre de John Cheek fue detenido por las autoridades de este país a principio de este mes.
Definido como architeuthis dux, el ejemplar es uno de los habitantes más extraños del fondo del mar. Se trata de un molusco cefalópodo (grupo que incluye pulpos y calamares). Posee ocho brazos más dos tentáculos extras que utiliza para alimentarse, y que están provistos de anillos dentales. Sus ojos -los más grandes dentro del mundo de la zoología-- alcanzan más de 25 centímetros.
Los calamares gigantes son encontrados raramente y sólo a profundidades entre los 200 y los mil metros. Pueden pesar cerca de mil kilogramos, y algunos de los ejemplares más grandes alcanzan los 20 metros.
El curador de la exposición de moluscos, y en especial de "Archi" -como se le llama cariñosamente en Inglaterra--, en el museo londinense, Jon Abeto, afirmó que "encontrar un animal de semejante tamaño es algo muy extraño, al mismo tiempo resaltó que tal vez le cambien el sobrenombre porque se trata de una hembra.
EL TERRORÍFICO MUNDO MARINO
El monstruo marino mas terrible de las leyendas nórdicas es el mítico Kraken, un animal indefinidido entre crustáceo (langosta) y molusco cefalópodo (pulpos y calamares), caracterizado por ser un "gigantesco animal con brazos que le salían de la cabeza gigantesca, capaz de atacar barcos, arrancar a los marineros de cubierta y devorarlos, o de envolver las embarcaciones con sus tentáculos y hundirlas."
Homero, en la Odisea, nos cuenta (900 a. de C.) cómo Ulises se tiene que enfrentar a una criatura perversa llamada Escila, con doce piernas deformes que son como tentáculos, a quien nadie aunque fuera un dios, alegraría ver.
Perseo también hace su descripción de Medusa, como un monstruo femenino, que le salen muchas serpientes de la cabeza, con unos ojos de un poder terrible, que quien los mira se queda petrificado. (Tanto Homero como Perseo podían estar refiriéndose a relatos escuchados de monstruos con los brazos que salen de sus cabezas con enormes y mortales ojos. Siempre relacionados con el mar de una manera u otra, viven en islas lejanas y extrañas, en cuevas profundas, solitarios, etcétera).
Aristóteles también introdujo el término teuthos, para diferenciar el calamar gigante de la variedad normal de calamar, teuthis (con lo cual se hacía eco de los relatos de avistamientos de calamares gigantes).
Algo más tarde, Plineo el Viejo --en su Historia Natural-- habla sobre un pulpo (o polypo) gigantesco pescado en la costa Atlántica española, aunque su descripción es más que exagerada, parece que se refería a un calamar gigante.
Después de esto pasaron muchos años sin ninguna documentación escrita (ya sea mitológica o histórica), con pocas o vanas referencias a algo parecido a calamares gigantes (aparte de las leyendas orales, sobre todo en la mitología noruega, aunque leyendas de monstruos marinos, serpientes marinas gigantescas, etcétera, las hubo siempre y en todas las zonas del mundo).
Hasta 1555, en que el arzobispo católico de Suecia, Olaus Magnus (1490-1557), en su Historia de la gente de las regiones nórdicas, describe algunos monstruos marinos: dando unas descripciones terroríficas y exageradas, pero se puede extrapolar de sus descripciones que algunas están basadas en relatos deformados por el folklore popular de auténticos animales marinos aun desconocidos en esa época.
El zoólogo renacentista Ulises Aldrovandi, de Bolonia, atribuyó a estos enormes pulpos instintos feroces. Un misionero noruego, Hans Egede, informó de la aparición de un monstruo marino en la costa de Groenlandia el 6 de julio de 1734. El misionero escribió que el cuerpo de la bestia era tan grueso como el de un barco, y tres o cuatro veces más largo, y que el monstruo surgía de las aguas con un salto ágil y volvía a sumergirse.
En 1752, el obispo Bishop Eric Pontoppidan, en su Historia natural de Noruega, describe al Kraken como un monstruo "grande como una isla, con el dorso cubierto de esponjas crecidas a lo largo de los siglos, y con múltiples brazos que apresaban a los barcos y los arrastraban a las profundidades. Fue el obispo el primero que utilizó el término Kraken (es una palabra noruega que significa "monstruo marino legendario), y fue para describir una historia que le contaron de una gran serpiente marina, que pasó cerca de un barco en las costas noruegas en 1746.
También Linneo se dejó influir por las leyendas, y en su Systema Naturae habla de monstruos acuáticos gigantes.
En 1856, el zoólogo danés Japetus Steenstrup da el primer testimonio científico fiable de la existencia de calamares gigantes en el mar, presentando como prueba un pico de uno de estos colosos. Desmitificando en parte la leyenda del Kraken como monstruo marino y sobrenatural.
La Nueva España 18-05-06
«El calamar gigante puede ser un gancho para Asturias si se crea un jurásico marino»
«La aparición de ejemplares muertos en la costa se debe a la realización de prospecciones acústicas»
Es uno de los mayores expertos del mundo en calamares gigantes, esos monstruos marinos que Julio Verne popularizó y que todavía están rodeados de misterios. Ángel Guerra, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicos, presenta hoy en Gijón un libro sobre los secretos de los grandes calamares. Guerra está ya organizando una nueva expedición para intentar filmarlos. Esta vez quieren contar con un submarino que, como en las «Veinte mil leguas de viaje submarino» de Julio Verne, se asome a los calamares. Lo que todavía no sabe es si la inmersión se hará en las costas asturianas o ganarán la partida las islas Canarias. El científico junto con expertos de diversos disciplinas se han reunido para escribir una obra sobre los ejemplares que será presentada hoy viernes por la tarde en la Cátedra Jovellanos de Gijón. El libro ha sido escrito en colaboración por Ángel Guerra, Ángel González, Francisco Rocha, Joaquín Gracia y Luis Laria, con la financiación de la Fundación de la Caja Rural.
-El calamar gigante es un animal casi mitológico y rodeado de leyendas y misterios que ustedes desgranan en la obra.
-En el acto de presentación del libro hablaré de los enigmas de la ciencia que concentra el calamar gigante. Es uno de los animales más enigmáticos de la biología. Un ser monstruoso del que todavía falta mucho por saber y del que podrían existir unas 20 especies. Desde el siglo XV existen unos seiscientos registros en todo el mundo, aunque no sabemos a ciencia cierta si la presencia de animales varados o en superficie se corresponde a la distribución real de la especie o bien se deben a una mayor vigilancia en estas zonas. En este sentido destacan la gran cantidad de registros hallados en Asturias, Canadá, Noruega, Namibia, Sudáfrica y Nueva Zelanda. En cambio, llama la atención los pocos registros detectados en América del Sur, así como en la franja del Ecuador.
-Se habla de animales de proporciones únicas.
-A partir de los estudios de la banda de deposición de los huesos del oído hemos detectado animales de poco más de cuatrocientos días de edad que ya pesaban 150 kilos. Otros estudios determinan que estos animales tendrían unos 15 años de vida, pero nosotros no estamos de acuerdo. El más grande hallado hasta el momento fue un ejemplar de Nueva Zelanda que medía 22 metros de largo y pesaba 250 kilos. Hay teorías que dicen que pueden llegar a los quinientos kilos de peso. Esta hipótesis se basa en las marcas de las ventosas en la piel de los cachalotes. -El grupo de investigadores que usted dirige considera que la aparición de gran cantidad de ejemplares muertos en la costa asturiana no es una casualidad. -Consideramos que está relacionado con las prospecciones acústicas realizadas en la costa del mar Cantábrico en busca de petróleo. Hay otras personas que, en cambio, piensan que no es así. -Frente a las costas asturianas, en el caladero de Carrandi, se concentra una población importante.
-Es algo que convendría tener en cuenta ya que se debería crear una especie de jurásico marino. Para nosotros estos animales de leyenda, que parecen salidos de la ciencia ficción, suponen un gancho para fomentar la preocupación por la conservación del mar. Realmente es un animal emblemático. -Un animal al que todavía no hemos visto en movimiento.
-Un equipo japonés ha logrado fotografiar a uno enganchado a un anzuelo, pero todavía nadie en el mundo ha conseguido grabarlos en libertad.
Nosotros lo hemos intentado varias veces sin conseguirlo. Ahora necesitamos financiación, ya que queremos bajar con un submarino para poder grabarlos.
-¿La expedición será en las costas de Asturias?
-Ése es nuestro deseo, aunque la productora que grabará las imágenes considera que puede resultar más fácil y también más vistoso pensando en las imágenes televisivas intentarlo en Canarias, donde también hay este tipo de calamares y donde el mar presenta quizás unas condiciones más estables que en el Cantábrico. Todavía no sabemos cómo hacerlo. Nos gustaría realizarlo en septiembre, aunque la contratación del submarino será muy cara. El que se empleó cuando el desastre del Prestige cobraba 18 millones de pesetas por día. -Se sabe cuántos ejemplares hay en Asturias y las características de esta población.
-No, no se sabe. Lo que sí podemos decir es que la profundidad en la que se suelen mover está entre los 1.200 y, habitualmente, los cuatrocientos. En Carrandi a veces los arrastreros los cogen a los cuatrocientos metros. También sabemos que se refugian en los cañones submarinos de Avilés, Lastres y Llanes.
-El Cepesma cuenta con la mayor colección de calamares gigantes del mundo, ¿considera que este patrimonio está poco valorado?
-Ciertamente es así. En todo el mundo despiertan una expectación muy grande. En Luarca tenemos 17 ejemplares, algunos de ellos están alquilados a distintos museos repartidos por el mundo. Estamos ahora en negociaciones con el Museo de Ciencias Naturales de Estados Unidos porque quieren un ejemplar.

Diario El Comercio, 19-05-06
Asturias
«El Principado no supo ver la oportunidad que tenía con los calamares gigantes»
El biólogo del CSIC Ángel Guerra prepara una nueva expedición para filmar al Architheutis El proyecto, que costará dos millones de euros, prevé que la búsqueda se realice en aguas Canarias
I. Hace 30 años avistó por primera vez un calamar gigante. No fue en Asturias, sino en aguas de Namibia. Ángel Guerra, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, es hoy uno los mayores expertos en el mundo de estos gigantes de las profundidades de los que aún se desconoce casi todo.
Durante dos años ha trabajado en colaboración con Ángel González, Francisco Rocha, Joaquín García y Luis Laria en la realización del libro 'Enigmas de la ciencia: el calamar gigante', editado por Fundación Caja Rural y cuyos beneficios se destinarán a la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (Cepesma) . A través de sus páginas se podrá descubrir algo más de estos «monstruo del océano». Por ejemplo, que no se trata de un cazador activo, que necesita comer el 10% de su peso cada día.
Pero el objetivo del investigador es más ambicioso: conseguir filmar a este gigante «solitario, que se suele mover entre los 1.200 y los 400 metros de profundidad». Para ello prepara ya una nueva expedición, que esta vez puede no surcar el litoral asturiano, sino sumergirse en el más «cálido y colorido» de las islas Afortunadas. ¿De qué dependerá? «Del equipo que se encargará de la grabación y de la financiación».
Dinero que aún se busca. Esta vez, el equipo quiere ir «full, completo» y pretende conseguir una inversión que posiblemente «no bajará de los dos millones de euros para conseguir realizar una campaña de veinte días», submarino incluido. ¿Podría llegar esa inversión desde Asturias e intentar una nueva búsqueda en aguas del Cantábrico. «Podría. Asturias aún en disposición aprovechar el tirón del calamar gigante», asegura. Sin embargo, según deja entrever, ya dejó pasar una oportunidad. En la anterior misión en busca del gigante y en su posible proyección el «Principado ayudó poco: o no pudo o no vio la inversión que tenía delante, su posibilidades de promoción y marketing».
En setiembre
Entiende que dos millones, el dinero que espera recaudar ya, «porque nuestra intención es que la expedición se realice en setiembre» no es ninguna minucia. «Sé que es buscar una aguja en un pajar, que hay muchas posibilidades de fracasar y que un país que invierte lo que invierte en investigación, este puede ser un gasto anecdótico frente a prioridades como la lucha contra el cáncer».
Pero este ser casi mitológico le atrae y está convencido de que su promoción conseguiría causar la misma impresión en la gente. Entonces, ¿qué le parece que en el Acuario de Gijón finalmente no se dedique un espacio a exhibir a alguno de los ejemplares de Luarca? Prefiere que no responder con un bien o un mal, sino con una cifra: «El calamar qué diseccionamos Biarritz incrementó el número de visitas un 40% en un año y algo parecido ha ocurrido en el acuario de Finisterre».
La Nueva España, 31-05-206

Luis Miguel Ariza: Escritor y periodista:«A pocos kilómetros mar
«Asturias es una ventana privilegiada al océano profundo; tiene uno de los pocos tesoros submarinos del planeta»
Mar adentro, a unos pocos kilómetros de la costa asturiana, la última frontera sigue siendo hoy territorio virgen, el paraíso de una de las especies más singulares del reino animal: los «architeutis dux» -así los llaman los científicos-, los calamares gigantes, su nombre para el común, un exotismo zoológico, en suma, en el patio trasero de casa. El escritor y periodista Luis Miguel Ariza ofreció ayer, por la tarde, en la Biblioteca de Salinas una charla en la que habló de estos animales y del paraíso que los acoge: los cañones de Avilés o de Lastres. Presentó Agustín Santarúa, de la Asociación de Amigos del Museo de las Anclas Philippe Cousteau.
-¿Por qué los calamares gigantes continúan siendo animales míticos?
-Es un animal que nace del mito para aterrizar en algo real, en algo catalogado por la zoología. El calamar gigante ejemplifica el desconocimiento que tenemos de los fondos marinos. Es evidente que los «kraken» de los que hablaba Julio Verne no existen, pero, de un tiempo a esta parte, se han ido descubriendo calamares gigantes muertos, «architeutis dux», que han suscitado más preguntas que respuestas.
-¿Cómo cuáles?
-No sabemos cuál es el tránsito entre la larva minúscula y los animales aparecidos de más de dieciocho metros de largo y 2 toneladas de peso, no sabemos si son animales sociales o si es una especie solitaria. No sabemos nada acerca de su vida sexual: ¿cómo se aparean? ¿cuándo? No sabemos tampoco por qué tienen ese ojo tan enorme que poseen, el mayor del reino animal, más que el de las ballenas.
-¿Qué tiene de particular ese ojo?
-Si vive en las profundidades marinas ¿para qué necesita un ojo desarrollado, que distingue los colores? -¿Qué tienen que ver los calamares gigantes con los que uno se puede encontrar en las pescaderías? -Pertenecen a la misma familia de los cefalópodos, lo que ocurre, claro, es que el «architeutis dux» es mucho mayor y para nada apto para la alimentación. Un animal tan enorme debe tener un sistema de flotabilidad muy desarrollado. Lo que se cree -ya digo, todo lo que se refiere a estos animales es desconocido- es que el amoniaco que posee le permite nadar, pero esto tampoco está del todo claro. Los «architeutis dux» tienen sangre azul y no roja. Por sus venas no corre la hemoglobina, sí, en cambio, la hemocianina, la proteína azul que se encarga de transportar el oxígeno por su organismo.
-¿Por qué un animal como éste, tan enorme, es tan escurridizo?
-Parece inconcebible que haya podido escaparse a las cámaras de video. Sólo tenemos unas instantáneas de una expedición japonesa y ya está, de momento nos tenemos que amarrar a eso.
-¿Es el cañón de Avilés el escenario vital de los calamares gigantes?
-La novela, «Kraken», es de suspense y aventuras y se sostiene sobre justificaciones científicas que procuran dotar de verosimilitud a aquello que cuento. Una de las razones por la que aparecen en Asturias estos animales se debe a la singularidad geológica de la región: a unos pocos kilómetros mar adentro hay un paraíso para estos animales, un verdadero santuario delante de nuestras mismas narices.
-Sabemos de los calamares porque aparecen muertos. ¿Por qué mueren tantos?
-La actividad pesquera puede tener que ver con la aparición de los calamares gigantes muertos. También las exploraciones científicas. Ahora se está cartografiando el fondo del Cantábrico a través del sónar. Eso, el sónar, puede desorientar a los «architeutis dux», por eso aparecen muertos. Pero es sólo una hipótesis. Todo lo que sabemos de estos animales, como le digo, está más cerca de la hipótesis que de la realidad demostrada.
-¿Qué le parece que Adena haya propuesto ahora la declaración de paraíso natural los cañones de Lastres y de Avilés?
-Es importantísimo, es un reconocimiento a un tesoro por explorar, que no por explotar. Si tienes el mapa del tesoro el problema está en llegar hasta la isla. Aquí el tesoro lo encuentras con sólo andar unos kilómetros mar adentro. Asturias es una ventana privilegiada al océano profundo, uno de los pocos tesoros submarinos del planeta. Y todo lo encontramos aquí delante. -¿El Cantábrico es el golfo Pérsico? -En mi novela una multinacional petrolera explota el fondo cantábrico, no está lejos de la realidad

Este contenido fue publicado por José Francisco Cima Muñoz el 15-02-2007 y ha recibido 41011 lecturas.


 

El jardín de las delicias marinas La fosa, en Google Earth

Los expertos consideran el cañón de Avilés una de las simas más importantes del mundo y reclaman que se declare área protegida

Juan C. GALÁN
Rapes albinos, bogavantes de tres pinzas, tiburones anguila y calamares gigantes. Especies marinas que remiten a una película de David Lynch o a una novela de Julio Verne. Y, sin embargo, todas ellas son reales, tangibles, y no mero fruto de la imaginación. No sólo estos moradores del mar, de nombres casi mitológicos, sino, por ejemplo, la población de cetáceos (calderones, delfines y hasta cachalotes) más importante del norte peninsular habitan a tan sólo 8 millas marinas, unos 30 kilómetros, de la costa avilesina. Ahí, mar adentro, se halla el cañón de Avilés, un auténtico zoológico de rarezas, un jardín de las delicias marinas. Su diversidad es tal, que los expertos lo colocan en el trío de cabeza de simas marinas a nivel mundial. Sin embargo, no es un área protegida. Los pescadores pueden faenar sin freno y, para lamento de biólogos, oceanógrafos y ecologistas, los planes oficiales para proteger las aguas del cañón son demasiado endebles e indefinidos, algo que no ocurrió con El Cachucho, a 60 kilómetros de la costa de Llanes, que fue declarada área marina protegida en marzo de 2008. Luis Laria, director de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), es rotundo: «El cañón de Avilés, por su riqueza, debería haber sido declarado espacio protegido mucho antes que El Cachucho».

En sus 4 kilómetros de profundidad, el cañón de Avilés alberga una riquísima biodiversidad. No sólo calamares gigantes, en especial del rarísimo tipo «Taningia danae», delfines o cachalotes. También corales y flora marina que difícilmente se encuentran en otras latitudes. Ésas son las especies que, hasta ahora, han encontrado los expertos, aunque el fondo abisal aún es una incógnita. A pesar de que a paso lento, las instituciones comienzan a valorar la importancia del cañón de Avilés. Así, la Fundación Biodiversidad, ente que depende del Ministerio de Medio Ambiente, ha incluido a la sima en un catálogo de diez espacios marinos españoles en los que se llevará a cabo una prospección exhaustiva con el fin de catalogar las especies que habitan en sus aguas.

El proyecto, al que se han sumado diez asociaciones ecologistas españolas, ha sido instigado por el plan «Life plus» que promueve la Comisión Europea. Una estrategia, cuyos resultados se esperan dentro de cinco años, y que tiene como fin último la catalogación de área marina protegida. «El plan integra análisis y estudios de la fauna y flora marinas del cañón, así como el diseño de medidas de gestión futuras que incluirán algunas regulaciones en materia de pesca», señala José Luis García Varas, de WWF Adena en España, una de las asociaciones ecologistas que con mayor ahínco ha trabajado para conseguir la catalogación de área protegida para el cañón de Avilés. «El cañón de Avilés es una de las 20 zonas del planeta más importantes en materia de conservacionismo», subraya García Varas.

A pesar de las buenas intenciones ministeriales, el propio miembro de Adena pone el dedo en la llaga al señalar la pesca como uno de los obstáculos para declarar el cañón de Avilés como zona protegida. La cercanía con la costa propicia que los pescadores de arrastre frecuenten sus aguas. También los de superficie, aunque sus capturas se limitan a sardina y bacaladilla. No en vano, la abundancia de calamares gigantes es un acicate para los pescadores de arrastre, que pueden llegar a ejercer una presión tal que ponga en peligro a muchas especies de las que habitan en el cañón. García Varas, no obstante, no es partidario de prohibir la pesca en la zona abisal, aunque sí de limitarla. «Para que el cañón sea declarado zona protegida debe haber necesariamente una regulación pesquera. No hablo de prohibir la pesca, sino de concretar tiempos de veda y disminuir la presión que podría desembocar en que muchas de las especies que actualmente viven en sus aguas huyan a otras zonas más pacíficas», comenta el socio de Adena, que apuesta por «un buen proceso de discusión y de intercambio de opiniones entre el Ministerio y los pescadores».

La sensación de que la pesca sin freno es un escollo para la declaración del cañón como área protegida también la comparte Luis Laria. El director de Cepesma alaba las intenciones ministeriales, pero considera que el Principado «debería luchar firmemente» para llegar a un acuerdo con los pescadores y proteger de capturas la sima. No obstante, no todos los pescadores se muestran reacios a aminorar sus capturas en el cañón. El luanquín Rafael Rodríguez, por ejemplo, aboga por cierto grado de protección. «Todo lo que sea conservar es positivo, pero lo que tampoco se puede hacer es prohibir. Lo que hay que acordar es un período de vedas que permita flexibilidad a la hora de faenar, pero cerrar totalmente las aguas no es bueno», señala Rodríguez.

A pesar de que el plan que promueven la Comisión Europea y el Ministerio de Medio Ambiente se fía a cinco años vista, el cañón de Avilés está cada día más cerca de ser declarado área protegida, lo que, para Luis Laria, abriría un amplio abanico de posibilidades, tanto en materia de investigación como, incluso, como atracción turística.

Sobre estas líneas se puede ver el cañón de Avilés. La instantánea está tomada del programa Google Earth, que permite ver el relieve submarino. Se aprecia la profundidad del cañón respecto a la placa oceánica que lo rodea.
reproducción de miki lópez 

Avilés y su faro, con un par de cañones

Por Alberto del Río Legazpi (19 de Abril, 2008)

Nuestra salada historia terrestre comienza a mano izquierda según vienes de alta mar y entras por la barra de la ría, que diría Gila. Allí está plantado el faro de Avilés, junto a la playa del Arañón la única -y de cantos rodados- de la villa del Adelantado.
Esta máquina de destellos, me refiero al faro no al Adelantado, es lugar de contrasentidos por su ubicación en territorios fronterizos de burocracias movedizas, ya que está al lado de un pedazo, con perdón, del pueblo de San Juan de Nieva (que está partido en dos por la ría), en terreno municipal de Gozón (o sea de Luanco) y sin embargo se denomina Faro de Avilés. Y tan oficial es este nombre como que hace dos semanas, circularon por toda España miles de décimos de la Lotería Nacional, que venían adornados con la foto del faro avilesino, construido en 1863 y cuya torre tiene una altura de 14 metros. Y lo que dicen los billetes de la Lotería Nacional va tan a misa como lo que viene en el Boletín Oficial del Estado.
El faro está en la proa de la mítica península de Nieva, la inexplorada, por los tesoros que allí hay escondidos y que nos empeñamos -con una gran fuerza de voluntad por nuestra parte- en seguir ignorando.
En este istmo -y en el lugar donde hoy está dicho faro- estuvo ubicado durante siglos un baluarte defensivo, que eufemísticamente se llamó castillo de San Juan de Nieva, aunque en realidad era una simple torre donde se emplazaron cañones, aunque hay quien defiende que -salvo contingencias- solía haber uno solo, vigilante ante el enemigo marítimo que pudiera aparecer.
Y apareció en 1762, por ejemplo. El castillo fue atacado por la tripulación de buques ingleses que lo conquistaron, aunque no pasaron de ahí porque fueron corridos por las tropas avilesinas y emprendieron la huida a todo trapo. Cosa gloriosa aquella. Ya ven por donde este mínimo territorio avilesino es el único que ha sufrido una invasión inglesa y ahí sigue, tan campante y nosotros sin celebrarlo.
Curiosamente el castillo comenzó a derrumbarse a la par que se demolía la legendaria muralla de la villa asturiana, en aquel enorme pelotazo urbanístico que se dio en Avilés en la primera mitad del siglo XIX.
El faro será universalmente conocido cuando Woody Allen estrene su próxima película, ya que aquí rodó hace poco una escena, o secuencia que dirían los viciosos del cine. Y entonces será cuando todo el mundo, a lo mejor se entere de que a 8 millas marinas (cerca de 15 Km..) del faro -y según miras hacia alta mar, a mano izquierda- se encuentra el conocido cañón submarino de Avilés, el más profundo del mundo, según F. P. Shepard y R. F. Dill, los mayores expertos en esta materia geológica. El cañón origina una fosa de cerca de 4.750 metros de profundidad, creando un paraíso marítimo, aún inexplorado por su enorme calado.
Por todo esto, es por lo que Avilés quizás sea conocido algún día -aparte de por la catedral cultural de San Oscar Niemeyer- como la famosa ciudad asturiana que tiene un faro con un par de cañones. Tan históricos como invisibles.

La gran fosa submarina, hábitat ideal para los cetáceos

M. MANCISIDOR

La gran fosa submarina transversal a Peñas -el cañón de Avilés- proporciona un hábitat ideal para especies como la marsopa, el calderón, el rorcual común, el cachalote y tres variedades de delfín. Estas son las conclusiones del último estudio realizado en Asturias sobre la situación de esta orden de mamíferos que realizaron los biólogos Arturo Ruano, Paloma Silva y Sergio Solano. La investigación se desarrolló entre 2004 y 2008.

La abundante presencia de estos mamíferos pone de manifiesto la calidad del ecosistema marino de la zona. «Son especies bioindicadoras, la presencia de cetáceos en una zona marina demuestra que es muy rica en todos los sentidos», subrayaron los investigadores el pasado junio cuando dieron a conocer las conclusiones de su trabajo. Entonces precisaron que el cañón de Avilés sería perfecto para organizar visitas en barco con el objetivo de contemplar los cetáceos si no fuese por las malas condiciones del Cantábrico en muchos meses del año.

El de Avilés, el mayor cañón del mundo

Por Alberto del Río Legazpi (16 de Enero, 2009)

EN BLANCO Y NEGRO)
El cañón submarino de Avilés es el gran desconocido tanto de los avilesinos como de los asturianos y los españoles.
Hace años mi navegación tranquila por las dependencias del magnífico Museo Marítimo de Asturias, en Luanco, se vio truncada. Avistaba por proa, babor y estribor la riqueza allí reunida, y tanta era que pasé sin detenimiento ante una maqueta. Al rebasarla sentí como una ráfaga, lo que se dice un pronto o como diría Don Mendo: un aquel. Algo me había alertado, pero cuando quise reaccionar la maqueta ya me quedaba a popa, por lo que tuve que virar en redondo y echar amarras para recrearme en lo allí expuesto.
Era, es, una magnífica simulación que muestra la zona costera asturiana y sus fondos submarinos. En primer plano está señalizada una enorme sima, junto a otras varias, y donde se puede leer: “Cañón de Avilés. Valle sumergido que atraviesa transversalmente la plataforma y el talud. Es el más profundo del mundo, va desde los 175 metros sobre la plataforma hasta los 4.750 metros en la base del talud”.
Todavía hoy me cuesta dar crédito al hecho de que esta barranco descomunal lo tengamos, a 8 millas marinas (menos de 15 Km.) mar adentro del faro de Avilés, ahí al lado. Shepard y Dill, los mayores expertos en la materia, han dejado por escrito que el cañón de Avilés es el más profundo del mundo, originando esa gigantesca fosa de cerca de 5 Km. de profundidad, que viene a ser lo más parecido que conozco a la repanocha.
Queda uno pasmado, atónito y turulato, pensando en torbellinos telúricos o en enormes abismos, en esas gigantescas ensaladas geológicas con las que convivimos.
Porque, a la fuerza esa fosa ha de albergar formidables misterios y criaturas fabulosas. De hecho algún buque oceanográfico se ha acercado a nuestras costas para investigar la existencia de los “Architeuthis”, una especie mitológica de calamar de la que ni se tienen imágenes filmadas. Hace siete años, pesqueros avilesinos capturaron el segundo molusco más grande del mundo, el “Taningia danae” de 104 kilos de peso.
No me negarán que un cañón submarino como el de Avilés, es algo que no tiene el resto del mundo.
Por lo que parece de pazguatos que no lo divulguemos a los cuatro vientos, a todo trapo y decibelio. También cuesta creer en que el gobierno asturiano no se esfuerce en insistir para que el Estado español y organismos internacionales ahonden -término que viene al pelo- en su exploración con múltiples medios técnicos. Y ya lo inexplicable, por elemental, es que el cañón no esté declarado área marina protegida, para preservar su riqueza en flora y fauna.
Hay cabezas de las que solo salen pelos.

Categoría: En blanco y negro | Enero 2009 |

domingo, 30 de octubre de 2011

El velero francés «Cid» realizó el primer embarque, el 26 de mayo de 1835


El velero francés «Cid» realizó el primer embarque, el 26 de mayo de 1835

En el archivo histórico de Asturiana de Zinc se encuentra lo que puede ser el primer documento de embarque de carbón de la Real Compañía Asturiana de Minas. Lo recibió el velero francés «Cid», matrícula de Nantes, que llegó el 26 de mayo de 1835 bajo mando del capitán Tahet.

Este buque se hizo a la vela el día 10 de junio desde el fondeadero de San Juan de Nieva con destino al puerto de Adra (Almería), con un cargamento de 2.620 quintales para el primer cliente importante de la explotación asturiana, SS. Scholtz Hermanos, que gerenciaban una fundición de plomo en San Andrés, localidad próxima a este puerto andaluz.

No fue casual que el primer transporte lo hiciera un velero francés, como ocurriría frecuentemente desde entonces, ya que estos buques tenían asegurado cargamento para el regreso desde el puerto almeriense, donde embarcaban plomo para los puertos franceses del canal de la Mancha, y también con uvas pasas, barriles de vino y de aceite. En su viaje de ida inicialmente se aprovisionaban en el puerto de Gijón, pero después comenzaron a hacerlo también en el fondeadero de San Juan.

Años más tarde, un descenso en las exportaciones de plomo y la plaga de filoxera, que afectó a las cepas repartidas por toda España, desde La Rioja a Andalucía, que acabó también con las vides que producían las uvas de Málaga que se exportaban cuando eran pasas, encarecería enormemente la llegada de carbón por vía marítima, hasta el extremo de llegar a hacerlo insostenible.

En otras de las rutas, el autor concede una importancia especial a la llegada a San Juan de Nieva del bergantín-goleta «Español», mandado por el capitán Eugenio Cantón, que embarcó 929 quintales castellanos en febrero de 1836 para el almacén que tenía el Gobierno para aprovisionar los barcos de vapor de Santander.

Leoncio Zaldúa será el encargado de los fletamentos de los buques que transportaban el carbón para Vapores de la Marina Española, que se convirtieron en uno de los primeros y más importantes consumidores del carbón que salían de Arnao.

Otros veleros, en esta ocasión de menor porte, también llamaron la atención de Alberto Vilela. Éste es el caso del quechemarín «Numantino», al mando de Ramón Obaño, que el 19 de junio de 1935 embarcó 1.160 quintales para el puerto de Santander.

En ese mismo año también están registradas las entradas de los también quechemarines «Rada», «Caridad» y «San José», para cargar carbón para el puerto cántabro.

De la intensidad de este tráfico marino dan también ejemplo los veleros que al año siguiente continuaron embarcando carbón en la misa ruta: los quechemarines «El Americano» y «Flor de Vigo», y el bergantín «Campeador».

La demanda de fletes llegó a plantear un serio problema de transporte, dado que la flota asturiana era insuficiente para atenderlo, y precisamente en un momento en el que la mina se encuentra en su mejor rendimiento de explotación.

El gran desarrollo que estaba adquiriendo la metalurgia de plomo obligaba a los compradores del Sur a contratar barcos de bandera francesa en los puertos de Rouen, Nantes y Marsella. En esa época los grandes veleros españoles se dedicaban en su mayoría a cubrir las rutas comerciales con los puertos de las colonias americanas.

Así fue como se hicieron en Avilés famosos los veleros «Le Vayllant», «La Felicité», «Zulima», «La Eugenie», el «Mont Saint-Michel y «Le Heureuse Melanie», entre otros muchos.

Pero cada barco necesitaba otras cargas para rentabilizar su explotación, lo que hizo que cada vez fuera más difícil contratarlos.

Las condiciones que ponían en muchos casos eran imposibles de cumplir. El director de la explotación minera, Armando Nagel, escribía en una de sus cartas a uno de los responsables de la fábrica de plomo de Adra: «Decidme si tu buque podrá contar en ese puerto con un cargo de plomo o de otros artículos y cuál será su destino, porque sabe usted que los barcos franceses, sin tales condiciones, no vienen a tomar carbón».

Para compensar el descenso de estos fletes la empresa minera asturiana buscó nuevos compradores en Cádiz, Valencia y Barcelona, donde había mucha demanda de carbón para el consumo de los vapores que navegaban por el Mediterráneo. El primer velero que salió para Cádiz fue el «Amable Teresa», el 27 de junio de 1837.

Después llegarían otros puertos, como La Coruña y Málaga, entre otros.

El velero francés «Cid» realizó el primer embarque, el 26 de mayo de 1835


El velero francés «Cid» realizó el primer embarque, el 26 de mayo de 1835

En el archivo histórico de Asturiana de Zinc se encuentra lo que puede ser el primer documento de embarque de carbón de la Real Compañía Asturiana de Minas. Lo recibió el velero francés «Cid», matrícula de Nantes, que llegó el 26 de mayo de 1835 bajo mando del capitán Tahet.

Este buque se hizo a la vela el día 10 de junio desde el fondeadero de San Juan de Nieva con destino al puerto de Adra (Almería), con un cargamento de 2.620 quintales para el primer cliente importante de la explotación asturiana, SS. Scholtz Hermanos, que gerenciaban una fundición de plomo en San Andrés, localidad próxima a este puerto andaluz.

No fue casual que el primer transporte lo hiciera un velero francés, como ocurriría frecuentemente desde entonces, ya que estos buques tenían asegurado cargamento para el regreso desde el puerto almeriense, donde embarcaban plomo para los puertos franceses del canal de la Mancha, y también con uvas pasas, barriles de vino y de aceite. En su viaje de ida inicialmente se aprovisionaban en el puerto de Gijón, pero después comenzaron a hacerlo también en el fondeadero de San Juan.

Años más tarde, un descenso en las exportaciones de plomo y la plaga de filoxera, que afectó a las cepas repartidas por toda España, desde La Rioja a Andalucía, que acabó también con las vides que producían las uvas de Málaga que se exportaban cuando eran pasas, encarecería enormemente la llegada de carbón por vía marítima, hasta el extremo de llegar a hacerlo insostenible.

En otras de las rutas, el autor concede una importancia especial a la llegada a San Juan de Nieva del bergantín-goleta «Español», mandado por el capitán Eugenio Cantón, que embarcó 929 quintales castellanos en febrero de 1836 para el almacén que tenía el Gobierno para aprovisionar los barcos de vapor de Santander.

Leoncio Zaldúa será el encargado de los fletamentos de los buques que transportaban el carbón para Vapores de la Marina Española, que se convirtieron en uno de los primeros y más importantes consumidores del carbón que salían de Arnao.

Otros veleros, en esta ocasión de menor porte, también llamaron la atención de Alberto Vilela. Éste es el caso del quechemarín «Numantino», al mando de Ramón Obaño, que el 19 de junio de 1935 embarcó 1.160 quintales para el puerto de Santander.

En ese mismo año también están registradas las entradas de los también quechemarines «Rada», «Caridad» y «San José», para cargar carbón para el puerto cántabro.

De la intensidad de este tráfico marino dan también ejemplo los veleros que al año siguiente continuaron embarcando carbón en la misa ruta: los quechemarines «El Americano» y «Flor de Vigo», y el bergantín «Campeador».

La demanda de fletes llegó a plantear un serio problema de transporte, dado que la flota asturiana era insuficiente para atenderlo, y precisamente en un momento en el que la mina se encuentra en su mejor rendimiento de explotación.

El gran desarrollo que estaba adquiriendo la metalurgia de plomo obligaba a los compradores del Sur a contratar barcos de bandera francesa en los puertos de Rouen, Nantes y Marsella. En esa época los grandes veleros españoles se dedicaban en su mayoría a cubrir las rutas comerciales con los puertos de las colonias americanas.

Así fue como se hicieron en Avilés famosos los veleros «Le Vayllant», «La Felicité», «Zulima», «La Eugenie», el «Mont Saint-Michel y «Le Heureuse Melanie», entre otros muchos.

Pero cada barco necesitaba otras cargas para rentabilizar su explotación, lo que hizo que cada vez fuera más difícil contratarlos.

Las condiciones que ponían en muchos casos eran imposibles de cumplir. El director de la explotación minera, Armando Nagel, escribía en una de sus cartas a uno de los responsables de la fábrica de plomo de Adra: «Decidme si tu buque podrá contar en ese puerto con un cargo de plomo o de otros artículos y cuál será su destino, porque sabe usted que los barcos franceses, sin tales condiciones, no vienen a tomar carbón».

Para compensar el descenso de estos fletes la empresa minera asturiana buscó nuevos compradores en Cádiz, Valencia y Barcelona, donde había mucha demanda de carbón para el consumo de los vapores que navegaban por el Mediterráneo. El primer velero que salió para Cádiz fue el «Amable Teresa», el 27 de junio de 1837.

Después llegarían otros puertos, como La Coruña y Málaga, entre otros.

Carbón en la bodega, viento en las velas

Nueva Quintana

El libro «Avilés: carbón y veleros», de Alberto Vilela, relata parte de la historia portuaria a través de las cartas de la Real Compañía Asturiana de Minas




Castillete de las minas de Arnao, con Salinas al fondo. «Avilés: carbón y veleros»
MULTIMEDIA
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Oviedo, Ángel FIDALGO

«Avilés: carbón y veleros» es el título de un libro singular, fruto de una amplia y detallada tarea de investigación del profesor Alberto Vilela Campo, que desvela esta parte de la historia portuaria de la Villa del Adelantado a través de la correspondencia de la Real Compañía Asturiana de Minas, a la que tuvo acceso.

Este trabajo le llevó a leer aproximadamente 4.000 cartas que envió la Real Compañía Asturiana hasta 1852. Además, durante los primeros años los directores tenían la costumbre de detallar en una especie de diario los hechos más importantes que ocurrían en la empresa, que luego enviaban a sus propietarios: Lesoinne, en Lieja (Bélgica); el marqués de Casa Riera, en París (Francia) y a Ferrer, en Madrid. En los libros de venta de carbón de la Real Compañía Asturiana se reflejan el nombre de todos los barcos, la cantidad que embarcaban y los puertos de destino.

El autor lleva más de seis años estudiando los archivos de Arnao. A este libro, se sumarán otros dos: «Las Reales Fábricas de Sargadelos y la Real Compañía de Minas» y «Carbón de Arnao para Adra, Cádiz, Málaga y Sevilla». Estos dos también son fruto de la correspondencia de la correspondencia que aún queda y que Vilela Campo pudo consultar.

Pero nuestra historia, «Avilés, carbón y veleros», termina cuando la Real Compañía Asturiana de Minas deja de exportar carbón para prepararse para producir zinc.

Mientras ocurre esta transformación que marcaría un antes y un después en la historia de la empresa, los veleros que antes salían cargados de carbón cambian de ruta y traerán arcilla de Sargadelos para fabricar ladrillos refractarios para los hornos de la nueva fábrica, y otros previamente hechos en Sargadelos.

La factoría implicó también la construcción de la línea de ferrocarril desde Arnao a la dársena San Juan de Nieva. En sus muelles los veleros iniciarán un nuevo tráfico portuario al embarcar lingotes, planchas de zinc, y también el carbón será llevado hasta los puertos cántabros de Requejada y Comillas para la calcinación del mineral antes de traerlo de nuevo hasta San Juan de Nieva.

El carbón de las minas de Arnao y de Santa María del Mar llegaba hasta los muelles de San Juan de Nieva en grandes gabarras, cuando el estado de la mar lo permitía, y por tierra cuando había temporal; cosa muy frecuente en el Cantábrico durante los meses de invierno,

«Esta costa es tan peligrosa en tiempo de invierno que estaremos cuatro o cinco meses anualmente sin vender carbón (...) La mala barra de Arnao es uno de los obstáculos mayores que se ofrecen en estas minas», escribió el director de la explotación, Armando Nagel.