martes, 16 de agosto de 2011

La caída del muro del Villar

En la parcela donde antaño se erigía una casona palaciega se construye una residencia para ancianos con 120 plazas y cuya gestión aún está en el aire

Piedras Blancas,
Daniel BLANCO
El palacio de Villar era una antigua casona situada a las afueras de Piedras Blancas perteneciente a una familia adinerada del concejo. La finca estaba rodeada por altos muros que hacían inaccesible el paso; la tapia impedía saber lo que ocurría en los espléndidos jardines de la finca y ocultaba el interior de la majestuosa construcción. Ahora esos muros están a punto de venirse abajo porque en la parcela donde se erigía el suntuoso edificio toma forma la primera residencia pública para personas mayores del concejo: el centro de mayores «Fuente del Villar».

El Ayuntamiento llegó en 1999 a un acuerdo con los propietarios para adquirir parte de los terrenos, (la casa, los jardines y el bosque colindante) a cambio de recalificar el resto de la propiedad para que se pudieran construir 26 viviendas unifamiliares. Pero el vetusto edificio sufrió un incendio antes de ser entregado al Consistorio y la intención municipal de habilitar en la zona una residencia de ancianos y un centro de día también quedó hecho cenizas.

Con el paso de los años, otra constructora se decidió a sacar adelante el proyecto, que al fin cobra forma. Las obras concluirán a finales de este año, según la alcaldesa Ángela Vallina. La residencia ofertaará 120 plazas y otras 30 el de centro de día, el primero del concejo. Está, no obstante, pendiente de definir cómo será la gestión del centro, que depende del Principado. «En un principio la gestión iba a ser pública pues nuestra intención es convertir "El Villar" en la primera residencia de gestión municipal en Castrillón. Sin embargo, el cambio de gobierno regional deja abierta la incógnita de cómo gestionará el servicio la Consejería de Bienestar Social», apostilla Vallina.
El palacio del Villar, en estado ruinoso antes de comenzar las obras de recuperación de la finca.
La única certeza es que Castrillón ha ganado un nuevo espacio público. Los antiguos muros de piedra que rodean la finca se mantendrán, pero con una altura mucho más baja, creando una especie de laberinto que recuerde el origen palaciego del lugar. Los jardines y el bosque trasero se abrirán para que la gente transite libremente y disfrute de ese espacio verde.

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