El geógrafo Álvarez Brecht repasa la historia de los primeros jardines, los de los chalés de los burgueses del siglo XIX
mara villamuza mara villamuza ricardo solís Salinas, Inés MONTES
Salinas es, tras Somió (Gijón), la segunda zona residencial histórica de más baja densidad de Asturias. Así lo afirma Rodrigo Álvarez Brecht, que ha realizado su tesis doctoral sobre el desarrollo de Salinas a través de sus espacios verdes. Rodrigo Álvarez Brecht (Gijón, 1984) es licenciado en Geografía por la Universidad de Oviedo -con el premio fin de carrera «Manuel Terán» al mejor expediente de su promoción-, y especialista en Archivística por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Es autor del trabajo «Jardines privados de Gijón».
«Los primeros jardines en Salinas son de propiedad privada, de los chalés de la burguesía que comenzó a llegar a la localidad en el siglo XIX. Eran empleados de la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM), profesores de la Universidad de Oviedo y también veraneantes». El geógrafo sostiene que uno de los primeros jardines públicos a finales del XIX y principios del XX se localizaba junto a la iglesia de la localidad castrillonense.
En los años cincuenta del siglo XX, con la llegada de Ensidesa a Avilés, comienza el desarrollismo en Salinas y se producen las primeras construcciones de espacios verdes públicos: los del paseo marítimo y el parque de Los Patos. «A partir de la segunda mitad del siglo XX también fue creciendo la construcción de chalés, pero se dejaba menor superficie para los jardines porque se empezaron a poner de moda las piscinas», explica el geógrafo.
El primer Plan General de Ordenación Urbana de Castrillón data de 1965, pero es el segundo documento, el de 1984, en el que se comienza a dar importancia a los espacios públicos. «En la década de los ochenta del siglo pasado se hicieron dos parques, el de la calle Piñole (unos 1.200 metros cuadrados), con el mismo nombre, que es el primero que incorpora juegos infantiles, y el de la calle Ramón y Cajal (unos 700 metros cuadrados), junto al parvulario». Salinas sigue creciendo y ganando terrenos a El Espartal: «Allí se adecuó la plaza del Reloj. En esa época, también se vuelven a modificar los jardines privados, mucho más pequeños porque comienza la construcción de adosados», indicó el autor del estudio sobre las zonas verdes de la localidad.
El mayor parque de Salinas, totalmente habilitado hace poco más de dos décadas, es el de La Deva, que tiene una extensión de 26.000 metros cuadrados y cuenta con juegos infantiles y aparatos de gimnasia para personas mayores. «La Deva se habilitó en una zona degradada de Salinas y se completó con la urbanización de El Campón. En el parque de La Deva, el agua es la protagonista porque se canalizó el río Raíces y se integró en el espacio verde público», afirma.
Rodrigo Álvarez, sostiene que una localidad como Salinas con unos 5.000 habitantes, los espacios verdes tiene un gran protagonismo. «Salinas, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, ha ido ganando en superficies de zonas verdes, tanto públicas como privadas, y también en la calidad de las mismas. La localidad puede presumir de ello», concluye el geógrafo gijonés. La Peñona, con el Museo de Anclas Philippe Cousteau y el nuevo paseo marítimo, son otras dos zonas ganadas como espacios públicos en los últimos años.
«Hace algunas décadas, algunos jardines privados eran tipo huertas que servían para abastecer a los propietarios de productos agrícolas. De esa vertiente agrícola, se paso a la ornamental, sobre todo en las zonas de chalés», afirmó el especialista.
Todas estas piezas verdes son las que configuran la localidad costera de Salinas como un área residencial esponjada y oxigenada, salpicada de jardines privados y áreas para el disfrute público. Eso sí, las plantas ornamentales ganan por goleada a los cultivos.
mara villamuza mara villamuza ricardo solís Salinas, Inés MONTES
Salinas es, tras Somió (Gijón), la segunda zona residencial histórica de más baja densidad de Asturias. Así lo afirma Rodrigo Álvarez Brecht, que ha realizado su tesis doctoral sobre el desarrollo de Salinas a través de sus espacios verdes. Rodrigo Álvarez Brecht (Gijón, 1984) es licenciado en Geografía por la Universidad de Oviedo -con el premio fin de carrera «Manuel Terán» al mejor expediente de su promoción-, y especialista en Archivística por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Es autor del trabajo «Jardines privados de Gijón».
«Los primeros jardines en Salinas son de propiedad privada, de los chalés de la burguesía que comenzó a llegar a la localidad en el siglo XIX. Eran empleados de la Real Compañía Asturiana de Minas (RCAM), profesores de la Universidad de Oviedo y también veraneantes». El geógrafo sostiene que uno de los primeros jardines públicos a finales del XIX y principios del XX se localizaba junto a la iglesia de la localidad castrillonense.
En los años cincuenta del siglo XX, con la llegada de Ensidesa a Avilés, comienza el desarrollismo en Salinas y se producen las primeras construcciones de espacios verdes públicos: los del paseo marítimo y el parque de Los Patos. «A partir de la segunda mitad del siglo XX también fue creciendo la construcción de chalés, pero se dejaba menor superficie para los jardines porque se empezaron a poner de moda las piscinas», explica el geógrafo.
El primer Plan General de Ordenación Urbana de Castrillón data de 1965, pero es el segundo documento, el de 1984, en el que se comienza a dar importancia a los espacios públicos. «En la década de los ochenta del siglo pasado se hicieron dos parques, el de la calle Piñole (unos 1.200 metros cuadrados), con el mismo nombre, que es el primero que incorpora juegos infantiles, y el de la calle Ramón y Cajal (unos 700 metros cuadrados), junto al parvulario». Salinas sigue creciendo y ganando terrenos a El Espartal: «Allí se adecuó la plaza del Reloj. En esa época, también se vuelven a modificar los jardines privados, mucho más pequeños porque comienza la construcción de adosados», indicó el autor del estudio sobre las zonas verdes de la localidad.
El mayor parque de Salinas, totalmente habilitado hace poco más de dos décadas, es el de La Deva, que tiene una extensión de 26.000 metros cuadrados y cuenta con juegos infantiles y aparatos de gimnasia para personas mayores. «La Deva se habilitó en una zona degradada de Salinas y se completó con la urbanización de El Campón. En el parque de La Deva, el agua es la protagonista porque se canalizó el río Raíces y se integró en el espacio verde público», afirma.
Rodrigo Álvarez, sostiene que una localidad como Salinas con unos 5.000 habitantes, los espacios verdes tiene un gran protagonismo. «Salinas, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, ha ido ganando en superficies de zonas verdes, tanto públicas como privadas, y también en la calidad de las mismas. La localidad puede presumir de ello», concluye el geógrafo gijonés. La Peñona, con el Museo de Anclas Philippe Cousteau y el nuevo paseo marítimo, son otras dos zonas ganadas como espacios públicos en los últimos años.
«Hace algunas décadas, algunos jardines privados eran tipo huertas que servían para abastecer a los propietarios de productos agrícolas. De esa vertiente agrícola, se paso a la ornamental, sobre todo en las zonas de chalés», afirmó el especialista.
Todas estas piezas verdes son las que configuran la localidad costera de Salinas como un área residencial esponjada y oxigenada, salpicada de jardines privados y áreas para el disfrute público. Eso sí, las plantas ornamentales ganan por goleada a los cultivos.
Rodrigo Álvarez Brecht. | |||
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