Una lancha torpedera alemana, un buque de la Trasmediterránea y un portacontenedores de un emigrante asturiano en Colombia llevaron por los océanos el nombre de la capital
Oviedo, Ángel FIDALGO¿Qué tienen en común con Oviedo una lancha torpedera construida en Alemania en la época de Hitler, un buque de carga y pasaje de la Compañía Trasmediterránea y un portacontenedores de una naviera colombiana?
Que los tres pasearon por los mares el nombre de la capital del Principado. Ésta es la singular y apasionante historia marinera de estos barcos tan distintos y con un nombre tan nuestro.
El 6 de febrero de 1957 el flamante buque de la Compañía Trasmediterránea bautizado como «Ciudad de Oviedo», en su viaje inaugural, atracaba en el puerto de Gijón. Y lo hacía nada menos que para recibir el pendón de la ciudad de la que tomó su nombre, en el transcurso de un acto que tuvo una gran repercusión. Al día siguiente LA NUEVA ESPAÑA, a toda página, publicaba un completo reportaje del evento, al que asistieron el entonces alcalde de la capital asturiana, Fernando Beltrán Rojo; el gobernador civil, Francisco Labadíe y otras autoridades. Como anfitrión actuó el presidente de la naviera, Francisco Anastasio.
«Era un barco de líneas muy bonitas y muy marinero. Nunca olvidaré que tuve la suerte de navegar en él cuando era agregado, en el año 1971», comenta el marino ovetense Rafael López Ponte, mientras despliega con nostalgia los planos de construcción del buque, que aún conserva.
En él y en otros barcos de la Compañía Trasmediterránea realizó la ruta del norte de España con Canarias, tocando también puertos de la Guinea colonial. El «Ciudad de Oviedo» al igual que el «Ciudad de Toledo» fue el encargado de repatriar en 1969 a los colonos españoles desde Guinea, entre los que había algunas familias asturianas.
«Para mí fue toda una escuela flotante ya que tuve la suerte de navegar con grandes profesionales, sobre todo de maniobras, como el capitán Pascual Linaza, de los que aprendí mucho», añade Rafael López, que asegura que nunca olvidará las escalas en los puertos guineanos de Malabo, Bata y, sobre todo, en la isla de Annabón.
El marino ovetense dice que tuvo la suerte de ser testigo y de compartir una forma de navegar y de vivir a bordo que, «lamentablemente, ya desapareció» con la modernización de los barcos.
Con capacidad para noventa pasajeros y sesenta tripulantes, el «Ciudad de Oviedo» navegó en la línea de Guinea hasta 1972, y en la de Gijón con Canarias hasta 1979. Ese mismo año fue vendido para desguace.
De la torpedera de Hitler al buque del emigrante
La lancha torpedera «Oviedo» fue una de las unidades que cedió Alemania a España -concretamente, ésta en marzo de 1937- en plena Guerra Civil. Mandada por el teniente de navío Francisco Martel Hidalgo, participó en su primera acción bélica el 24 de ese mes, día en que salió desde el puerto de Málaga a la búsqueda de dos destructores enemigos que finalmente localizaron a la altura de Nerja.
Sobre las tres de la tarde, junto con la «Badajoz», se situó a 2.800 metros de los buques para iniciar el ataque con torpedos, que fueron contestados desde los destructores con toda su artillería, lo que los obligó a iniciar la retirada protegidas con cortinas de humo.
El 10 de julio la «Oviedo», junto a la «Badajoz» y la «Requeté», se trasladó al puerto mallorquín de Pollensa, donde quedaron constituidas como flotilla, quedando la «Oviedo» como buque insignia.
En los primeros meses de 1938 la «Oviedo» ejecutó distintos ataques nocturnos en la costa de Levante de unas doce horas de duración cada uno.
El otro «Ciudad de Oviedo», el más moderno y aún surcando los mares, es el sueño de un emigrante asturiano en Colombia. Manolo del Dago. Éste es el nombre de este valiente emprendedor nacido el 22 de abril de 1927 en la aldea de Coraín (Canas de Onís), que el 2 de julio de 1963 constituyó la Compañía Forestal y Ganadera Santa Rosa, en Barranquilla.
Esta naviera fue fundada para atender el aserradero Covadonga, que a través del puerto de Turbo realizaba sus exportaciones, y después de un año pasó a llamarse Compañía Agropecuaria y Marítima Santa Rosa Limitada.
Su presidente y director, Manolo del Dago, se dio cuenta pronto de las posibilidades que ofrecía el tráfico marítimo, y en 1969, tras ampliar su flota, comenzó a cubrir líneas regulares entre puertos del golfo de México, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica. El éxito garantizó la ampliación de la flota.
El 27 de mayo de 1993 Líneas Agromar, S. A., que así pasó a llamarse la naviera, compró un buque portacontenedores y de transporte de carga rodada, que fue bautizado con el nombre «Ciudad de Oviedo», y que en los años siguientes atracaría varias veces en el puerto de Avilés. Había sido construido en 1979 en Dinamarca.
Manolo del Dago veía cumplido un viejo sueño. A otros buques de su flota ya les había puesto los nombres de «Covadonga», «Coraín», la aldea natal que nunca quitó de la cabeza, y también el del cercano pueblo de «Beceña».
El único buque que navegó con el pendón de oviedo: El «Ciudad de Oviedo»,
atracado en el puerto de Santa Cruz
Oviedo, Ángel FIDALGO¿Qué tienen en común con Oviedo una lancha torpedera construida en Alemania en la época de Hitler, un buque de carga y pasaje de la Compañía Trasmediterránea y un portacontenedores de una naviera colombiana?
Que los tres pasearon por los mares el nombre de la capital del Principado. Ésta es la singular y apasionante historia marinera de estos barcos tan distintos y con un nombre tan nuestro.
El 6 de febrero de 1957 el flamante buque de la Compañía Trasmediterránea bautizado como «Ciudad de Oviedo», en su viaje inaugural, atracaba en el puerto de Gijón. Y lo hacía nada menos que para recibir el pendón de la ciudad de la que tomó su nombre, en el transcurso de un acto que tuvo una gran repercusión. Al día siguiente LA NUEVA ESPAÑA, a toda página, publicaba un completo reportaje del evento, al que asistieron el entonces alcalde de la capital asturiana, Fernando Beltrán Rojo; el gobernador civil, Francisco Labadíe y otras autoridades. Como anfitrión actuó el presidente de la naviera, Francisco Anastasio.
«Era un barco de líneas muy bonitas y muy marinero. Nunca olvidaré que tuve la suerte de navegar en él cuando era agregado, en el año 1971», comenta el marino ovetense Rafael López Ponte, mientras despliega con nostalgia los planos de construcción del buque, que aún conserva.
En él y en otros barcos de la Compañía Trasmediterránea realizó la ruta del norte de España con Canarias, tocando también puertos de la Guinea colonial. El «Ciudad de Oviedo» al igual que el «Ciudad de Toledo» fue el encargado de repatriar en 1969 a los colonos españoles desde Guinea, entre los que había algunas familias asturianas.
«Para mí fue toda una escuela flotante ya que tuve la suerte de navegar con grandes profesionales, sobre todo de maniobras, como el capitán Pascual Linaza, de los que aprendí mucho», añade Rafael López, que asegura que nunca olvidará las escalas en los puertos guineanos de Malabo, Bata y, sobre todo, en la isla de Annabón.
El marino ovetense dice que tuvo la suerte de ser testigo y de compartir una forma de navegar y de vivir a bordo que, «lamentablemente, ya desapareció» con la modernización de los barcos.
Con capacidad para noventa pasajeros y sesenta tripulantes, el «Ciudad de Oviedo» navegó en la línea de Guinea hasta 1972, y en la de Gijón con Canarias hasta 1979. Ese mismo año fue vendido para desguace.
De la torpedera de Hitler al buque del emigrante
La lancha torpedera «Oviedo» fue una de las unidades que cedió Alemania a España -concretamente, ésta en marzo de 1937- en plena Guerra Civil. Mandada por el teniente de navío Francisco Martel Hidalgo, participó en su primera acción bélica el 24 de ese mes, día en que salió desde el puerto de Málaga a la búsqueda de dos destructores enemigos que finalmente localizaron a la altura de Nerja.
Sobre las tres de la tarde, junto con la «Badajoz», se situó a 2.800 metros de los buques para iniciar el ataque con torpedos, que fueron contestados desde los destructores con toda su artillería, lo que los obligó a iniciar la retirada protegidas con cortinas de humo.
El 10 de julio la «Oviedo», junto a la «Badajoz» y la «Requeté», se trasladó al puerto mallorquín de Pollensa, donde quedaron constituidas como flotilla, quedando la «Oviedo» como buque insignia.
En los primeros meses de 1938 la «Oviedo» ejecutó distintos ataques nocturnos en la costa de Levante de unas doce horas de duración cada uno.
El otro «Ciudad de Oviedo», el más moderno y aún surcando los mares, es el sueño de un emigrante asturiano en Colombia. Manolo del Dago. Éste es el nombre de este valiente emprendedor nacido el 22 de abril de 1927 en la aldea de Coraín (Canas de Onís), que el 2 de julio de 1963 constituyó la Compañía Forestal y Ganadera Santa Rosa, en Barranquilla.
Esta naviera fue fundada para atender el aserradero Covadonga, que a través del puerto de Turbo realizaba sus exportaciones, y después de un año pasó a llamarse Compañía Agropecuaria y Marítima Santa Rosa Limitada.
Su presidente y director, Manolo del Dago, se dio cuenta pronto de las posibilidades que ofrecía el tráfico marítimo, y en 1969, tras ampliar su flota, comenzó a cubrir líneas regulares entre puertos del golfo de México, Centroamérica, el Caribe y Sudamérica. El éxito garantizó la ampliación de la flota.
El 27 de mayo de 1993 Líneas Agromar, S. A., que así pasó a llamarse la naviera, compró un buque portacontenedores y de transporte de carga rodada, que fue bautizado con el nombre «Ciudad de Oviedo», y que en los años siguientes atracaría varias veces en el puerto de Avilés. Había sido construido en 1979 en Dinamarca.
Manolo del Dago veía cumplido un viejo sueño. A otros buques de su flota ya les había puesto los nombres de «Covadonga», «Coraín», la aldea natal que nunca quitó de la cabeza, y también el del cercano pueblo de «Beceña».
Con Franco a bordo: La «Oviedo», en el costado del «Canarias», mientras embarcaba Francisco Franco
Nostalgia del «Ciudad de Oviedo»: Rafael López Ponte. /
Luisma Murias
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