viernes, 20 de diciembre de 2013

El mal tiempo impide que zarpe el buque atracado en Valliniello con cuatro polizones a bordo

"Tratamos a gente desesperada como mercancía; este caso lo demuestra", critica la red de apoyo a los inmigrantes

 
 
La estancia en el puerto de Avilés del barco singapureño "Thor Fortune", que porta cuatro polizones a bordo procedentes de la República de Guinea, se alarga más horas de las previstas debido a las malas condiciones meteorológicas, que obligaron a suspender ayer a mediodía el servicio de practicaje. Sin la ayuda de los prácticos, el barco, de 190 metros de eslora, no puede realizar la maniobra para salir de la ría y poner rumbo a Bilbao, su próximo destino y, quizás, la ciudad donde los inmigrantes ilegales que están retenidos dentro del buque aclaren su futuro inmediato. La marcha del barco sólo depende de que amaine el viento, pues la operación de descarga de briquetas de hierro que le trajo a Avilés ya ha concluido.
En medios portuarios consultados ayer por este diario se precisó que los polizones se han sosegado tras el escarceo de fuga que protagonizaron el miércoles y que obligó a intervenir a las fuerzas del orden, si bien mantienen la lógica preocupación por la incertidumbre existente sobre su destino, probablemente la deportación a su país de origen. Según las mismas fuentes, es prácticamente seguro que los polizones no desembarcarán en Avilés, si bien una agencia consignataria está haciendo trámites para conseguirles un visado especial que les permita abandonar el barco en alguno de los próximos puertos donde haga escala.
Dos responsables de la Red de Apoyo al Colectivo de Inmigrantes de Avilés, Elisabet Soto y Agustín Medina, se hicieron eco ayer de la situación dramática de los cuatro polizones en el transcurso de una rueda de prensa en la que presentaron el programa de actividades elaborado para dar contenido a unas jornadas solidarias con el pueblo africano. "Casos como éste evidencian que cada vez es mayor la pérdida de ética hacia el colectivo inmigrante; se les trata como a mercancía y les ponemos fronteras insalvables de entrada, pero esas mismas fronteras no actúan igual en sentido inverso, porque desde el Primer Mundo explotamos sin miramientos los recursos naturales de sus países de origen", reseñó Elisabet Soto.

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