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Avilés
Siete minutos para perder un carguero
l Se cumplen veinticinco años del hundimiento frente a las costas avilesinas del «Luchana»
l El pesquero «Llorca Primero» salvó a veintiún de los veinticinco tripulantes del bulcarrier
Saúl FERNÁNDEZEl mar sólo necesitó siete minutos para tragarse el «Luchana». A las siete y cuarto de la tarde del 15 de enero de 1986 el bulcarrier bilbaíno, cargado con 13.400 toneladas de mineral de hierro con destino a los altos hornos de Ensidesa, se fundió con las olas para siempre. La sala de máquinas del navío fue la sepultura de tres de los veinticinco tripulantes y dos familiares a bordo del «Luchana». La cuarta víctima falleció en la cama del hospital San Agustín con síntomas de ahogamiento.
El hundimiento del «Luchana» coincidió en el tiempo con el accidente del «Castillo de Salas», frente a las costas de Gijón. Y esta coincidencia hundió en el olvido la tragedia del bulcarrier vasco. Hoy se cumplen veinticinco años de aquel accidente, de aquella mala mar y de aquellos pescadores del «Llorca Primero» que salvaron a casi toda la tripulación de morir entre las olas.
A las seis de la tarde de aquel 15 de enero se escuchó en el puente de mando una orden proveniente del Puerto de Avilés: el «Luchana» tenía que posponer las maniobras de atraque hasta la próxima marea a causa del mal tiempo. A aquella hora de la tarde los muelles locales no estaban oficialmente cerrados. José Fabra Vila, el capitán del «Luchana», ordenó entonces poner proa al viento para intentar salvar la mala mar. Así se mantuvo el carguero durante algo más de una hora. Pasadas las 19.10 de la tarde, cuando el «Luchana» se encontraba a seis millas del cabo de Peñas, se escuchó un fuerte ruido cerca de la cuarta bodega del bulcarrier. A continuación se produjo un temblor que conmocionó a la tripulación. El motor principal del barco se paró y el mar comenzó a tragarse el navío: el «Luchana» se había partido en dos.
Saltaron las alarmas. Fabra Vila ordenó emitir un mensaje de socorro y abandonar el barco. Veintiún marineros obedecieron. En la sala de máquinas se quedaron el Jefe de Máquinas y el primero y el segundo oficiales. José Manuel Velasco, corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA en Avilés en aquellos años, escribió en la crónica del 17 de enero: «La heroica actuación de los maquinistas del "Luchana" -los tres tripulantes desaparecidos que no obecedieron a la orden del capitán de abandonar buque y regresaron a la sala de máquinas para mantener la iluminación en cubierta- constituyó un factor fundamental para el salvamento del resto de los tripulantes, que fueron recogidos por un remolcador y dos pesqueros». La luz en enero no era propicia y durante algo más de media hora los marineros del «Luchana» trataban de alcanzar la costa. Mientras tanto, los remolcadores «Arañón», «Nieva» y Adelantado», la lancha de la Cruz Roja, el bulcarrier «Marcoverde» y el pesquero «Llorca Primero» se fueron acercando al lugar del accidente.
El «Llorca Primero» salvó a los náufragos. El pesquero, con base en Avilés, estaba patroneado por Juan Llorca, que actualmente, con noventa y tres años, continúa viviendo en Gijón, la ciudad en la que nació. El pesquero había acabado la faena cuando escuchó el SOS del «Luchana». Llorca, lo recuerda su esposa, no dudó en virar en busca de los marineros del bulcarrier. La tripulación del pesquero estaba formada por once personas que no se rindieron hasta dar con casi todos los trabajadores accidentados.
Las crónicas periodísticas de la jornada se cerraron, sin embargo, con el balance de tres desaparecidos y cuatro heridos graves. Los maquinistas que se llevó el mar fueron Félix Frúñiz Urrutia, de cincuenta años; José Ignacio García Zarandona, de veintinueve y Fernando Iglesias López, de cuarenta y nueve. Los tres fueron condecorados, a título póstumo, con la Medalla de Oro de la Cruz Roja. La cuarta víctima, el contramaestre, murió en tierra y se llamaba Abel Santiago Brión.
Los marineros y el patrón del «Llorca Primero» fueron reconocidos con la Medalla de Plata de la Cruz Roja. El armador de «La Austera» obtuvo la Medalla de Bronce y el capitán del «Marcoverde», el patrón y las tripulaciones del remolcador «Nieva» y el pesquero «La Austera» recibieron, por su parte, Diplomas de Voto de Gracias.
El «Luchana» fue construido por la Compañía Euskalduna de Bilbao. Se botó en 1963, es decir, en el momento de su hundimiento contaba con veintitrés años. Desde 1972 el barco surcaba los mares como bulcarrier, esto es, carguero de graneles.
La carrera de accidentes del «Luchana» fue larga, pero fue en 1981 cuando sufrió una grieta a la altura de la primera bodega. Este accidente le dejó sin licencia de navegación, que tuvo que ser remolcado a las costas españolas desde los Estados Unidos. En 1985 sufrió un grave incendio en el puerto brasileño de Paranaguá. A finales de aquel año regresó a España, descargó en Sevilla el granel brasileño y tomó rumbo a Almería, ciudad en la que cargó sus últimas 13.400 toneladas de mineral de hierro, que tardaron solamente siete minutos en tocar fondo. Hace veinticinco años.
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