martes, 26 de noviembre de 2013

El misterio de San Balandrán, en la Ría de Avilés

Archivado en (Los episodios avilesinos) por albertodelrio el 29-09-2013

El martes pasado, 24 de septiembre, la agencia France Press, informaba que una isla brotó súbitamente en el mar Arábigo, tras un violento terremoto en la provincia de Baluchistán, al sudoeste de Pakistán. Miles de personas lo observaban atónitos desde la orilla de la ciudad de Gwadar.
La noticia finalizaba informando que un suceso similar ocurrió, en ésta misma zona, en 1945.
Precisamente fue por aquel año cuando consta que ya no quedaban ni las raspas de una isla existente, en la Ría de Avilés y de superficie parecida a la pakistaní. Llevaba por nombre San Balandrán, al igual que el pequeño lugar de la margen derecha del estuario donde estaba plantada.

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Isla de San Balandrán de Avilés. Dibujo de Ricardo García Iglesias.
 
Si la isla pakistaní llega a nacer en tierra de cristianos seguro que se hubiera  montado un pifostio mediático, de muchos perendengues, con algunos historiadores blandiendo el pendón de San Brandán, o San Borondón, o San Balandrán.
Porque una de las leyendas más famosas de la cristiandad, es la originada en torno a un obispo irlandés del siglo VI que realizó un viaje por mar dando lugar a una novela de aventuras, la ‘Navegación de San Brandan’, que a su vez hizo aparecer en varios mapas una imaginaria isla de San Brandán o San Borondón o San Balandrán. Según donde.
En Avilés, se han barajado teorías varias a propósito de cómo el topónimo San Balandrán ancló en la ria avilesina. Una de ellas sostiene que algún marino o monje de las islas de la Gran Bretaña –en algún viaje a la Villa asturiana– bautizó así a la isla y por extensión, a la pequeña playa que tenía enfrente. Esta teoría se apoya en el cosmopolitismo del puerto avilesino que, hacia el siglo XIV, llegó a ser el más importante del norte peninsular, comerciando con puertos ingleses y franceses. Por tanto era frecuente la estancia en Avilés de marinos y comerciantes de esas nacionalidades.
Tampoco falta quien se remonta al siglo VI para atribuir, directamente, el topónimo avilesino a los legendarios monjes navegantes.
El otro día, charlando con Ricardo García Iglesias –ingeniero industrial y capitán de Navío– y que es un pozo de sabiduría sobre los detalles de la Ría, me decía que un anciano del lugar le había comentado que el nombre de la isla venía de un barco, llamado San Balandrán que, a finales del siglo XIX, estuvo allí varado largo tiempo.
El caso es que el puerto de Avilés, en su cartografía del estuario nunca denomina a la isla como San Balandrán, sino como La Llera. Sin embargo el Ayuntamiento de Avilés si que reconoce el topónimo, dándole nombre de dos calles, ‘San Balandrán’ por la margen derecha de la Ría y ‘Playa de San Balandrán’ por la izquierda.
Por lo demás hay un San Balandrán, santo aragonés –de Basbastro, capital del vino somontano y cuna del fundador del Opus Dei– que no parece tener más fundamento que la leyenda o la tradición oral. También tenemos ‘La isla de San Balandrán’, una zarzuela citada por Palacio Valdés y ‘Clarín’ en alguna de sus obras.
Pero conviene dejar sentado que la isla avilesina lo fue a tiempo parcial, ya que un delgado istmo la unía a tierra firma. Únicamente en pleamares vivas (contados días al año) era una isla como Dios manda.

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Playa de San Balandrán, hacia 1960. Foto José Ramón Álvarez
 
Desapareció entre 1941 y 1943, al comérsela la draga para ensanchar el canal de navegación de la Ría. Pero hoy sabemos, gracias a los cálculos y dibujo, del antes citado marino avilesino, Ricardo García Iglesias (hijo de Ricardo García Fernández ‘Rico’ extraordinario personaje del Avilés marinero) que la isla medía 130×56 m, con escasa vegetación: eucaliptos, tamarises, juncos, y un pequeño huerto de patatas. Y también hierba, porque las vacas pastaban en la isla, entrando y saliendo a diario.
O sea: una isla de andar por casa.
Lo que es imborrable, para generaciones de avilesinos, es la pequeña playa de San Balandrán, con su bosque, Club de Mar, aguas tranquilas y la aventura del transporte en barca motora, que zarpaba de la rampa del muelle local, frente a la casa Larrañaga, cruzando la Ría hasta los arenales.
A la playa la mató la contaminación de la difunta ENSIDESA. Y luego, mientras isla y lugar esperaban, en el limbo de los justos, que alguien documentase científicamente su nombre, vienen –quien quiera que sea– del Principado y derivan el topónimo a ‘Samalandrán’. Grotesca denominación que hoy ‘luce’ en las señalizaciones de tráfico.
Éramos pocos y parió el Principado, borrando de la historia avilesina, asturiana, española y europea a San Balandrán. No se como, pero habría que decirles que no pasarán.
Un respeto. Que tampoco es que esto sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Pero casi.

Las Naves de Balsera, atracadas en la Ría de Avilés desde 1910

Archivado en (Los episodios avilesinos) por albertodelrio el 07-04-2013
Llevan, en la margen izquierda de la Ría de Avilés, más de un siglo y están ligadas a aquella revolución de los muelles, cuando a las aguas se las hizo entrar en cauce.
Fueron construidas por Victoriano Fernández Balsera, comerciante de origen humilde, nacido en el barrio de Sabugo, en 1860, precisamente el año en que comenzó a canalizarse la ría, bajo la dirección del ingeniero y escritor ovetense, Pérez de la Sala.
Hombre muy avispado, Victoriano supo estar al loro y aprovechar la ocasión cuando –con la ayuda de su acaudalado cuñado, Antonio Gutiérrez Herrero– consiguió poner en marcha un pequeño comercio de ultramarinos. El tesón e inteligencia de Balsera para los negocios –aliados con circunstancias históricas, como la primera guerra mundial donde España, al ser neutral, abastecía a los dos bandos– hicieron el resto y lo convirtieron en el dueño de un emporio comercial.
Lo logró cuando, cumplidos los 48 años, adquirió terrenos de relleno entre la estación de ferrocarril, inaugurada en 1900, y los nuevos muelles de la Ría. Allí levantó unos grandes almacenes –conocidos como las Naves de Balsera– dedicados al comercio ultramarino de importación / exportación. Estaban estratégicamente situadas entre los dos grandes medios de transportes de la época, tren y barco. El sabuguero fue uno de los principales exportadores de España y de paso, como el que no quiere la cosa, internacionalizó el nombre de la Villa por medio mundo, pues todos los productos llevaban el sello del distribuidor: Balsera-Avilés-Spain.
Chapó

.22.balsera.FOTO ANTIGUA.foto Alonso BIS 300x181 Las Naves de Balsera, atracadas en la Ría de Avilés desde 1910

Sus naves –más de 3.000 m2 de superficie– tan ejemplarmente funcionales, tenían un elegante –infrecuente en arquitectura industrial– diseño arquitectónico, como aún se puede apreciar hoy, pese a su pochoso estado.
Pero a mitad de siglo cerraron. Y tuvieron usos diversos, incluso como contenedoras de banquetes como el servido, en 1952, por el restaurante madrileño ‘Jockey’, con motivo de la inauguración de Cristalería Española o –aisladamente– espectáculos culturales.
En Avilés, Balsera, tiene mucho eco. Si hablas de comercio ultramarino, él fue lo máximo en Asturias, incluso a nivel internacional, aparte de ser el segundo presidente que tuvo la Cámara de Comercio, después de Carlos Larrañaga. Y si lo haces del puerto, donde su negocio originaba gran parte del tráfico marítimo, baste con saber que fue el primer presidente de la Junta de Obras del Puerto. En cuanto al sector pesquero, cedió terreno, al lado de sus naves, donde se instaló la primera rula de pescado de la historia avilesina.

22.balsera.Victoriano F.Balsera y su nieta Carmin1 218x300 Las Naves de Balsera, atracadas en la Ría de Avilés desde 1910
Victoriano Fernández Balsera y su
nieta Carmina
 
En el aspecto urbano, Fernández Balsera es el nombre de una de las principales calles comerciales (claro) de la ciudad. Si hablas de patrimonio artístico, ahí está su palacio-vivienda (un episodio aparte) que también te remite a cultura porque, hoy, alberga el conservatorio municipal de música. Si lo haces de patrimonio industrial, sus naves son el no va más.
Nunca se atrevieron a desguazarlas porque, entre otras cosas, están catalogadas por Patrimonio. Pero como sigan poniendo la proa al abandono o se las lleva la marea o se  hunden ellas solas. Lo que sería un naufragio social imperdonable.
Envidia, tengo envidia –como canta Antonio Machín– de no poder contar, como Federico Fellini, aquello de ‘E la nave va’… porque estas de Balsera no están para muchos boleros, a pesar de que siguen siendo de película.
A mi también me gustaría creer –basándome en un bello poema recitado por el Nobel de Literatura, Seamus Heaney, en el Niemeyer y que recuerda Esperanza Medina en su blog– que hay cosas que jamás podrá llevarse la marea.
Por ejemplo, las Naves de Balsera.

Fomento no puede concretar las causas del hundimiento, en marzo, del "Siempre Reinaré"

La lancha, con dos tripulantes a bordo, naufragó a pocas millas de la isla La Deva

T. C. / E. C. El pesquero avilesino "Siempre Reinaré" se hundió el pasado mes de marzo a pocas millas de la isla de La Deva por causas desconocidas. La comisión permanente de investigación de accidentes e incidentes marítimos del Ministerio de Fomento no ha podido establecer, con los datos de que dispone una hipótesis para explicar el hundimiento del pesquero. Tan sólo puede deducir, según el informe, que el "Siempre Reinaré" se hundió "por pérdida de la flotabilidad" y que la vía de agua "fue importante", pero no pudo determinar la magnitud ni el origen de dicha vía.
El accidente ocurrió el pasado 28 de marzo, cuando, al parecer, un objeto que se encontraba flotando en el mar golpeó contra la embarcación. El informe precisa, no obstante, que la tripulación en ningún momento vio objeto alguno. A bordo del "Siempre Reinaré" iban José Manuel Gallardo García y su hijo José Manuel Gallardo Pernía, que había salido a la mar a echar "miños" (un tipo de red usada para capturar rayas, lenguado o rodaballo, entre otras especies) en aguas al norte de La Deva. En torno a las 11 de la mañana un objeto flotante golpeó el casco de la lancha, abrió una vía de agua y les dejó sin máquina. El hundimiento se produjo en cuestión de 30 minutos, según el informe de Fomento, aunque a los tripulantes les dio tiempo a avisar por radio de su situación y a botar la balsa de emergencia por si el rescate se demoraba.
El análisis de la comisión permanente de investigación de Fomento explica que no se ha podido recuperar el pecio "por lo que no existen elementos suficientes que permitan formular hipótesis sobre el origen del golpe que dio lugar a la inundación". Y es que, además, el día de suceso no hay constancia, según Fomento, de que se produjeran alertas o avisos referentes a objetos flotantes peligrosos para la navegación, echazones, pérdidas de contenedores... en la zona. "Tampoco los tripulantes del helicóptero que efectuó el salvamento de la embarcación, que llegó posteriormente a la zona para controlar la posible contaminación, advirtieron la presencia de objetos flotantes", afirma el informe.
José Manuel Gallardo García y su hijo, José Manuel Gallardo Pernía, en el muelle pesquero de Avilés
 

lunes, 14 de octubre de 2013

Los arqueólogos realizan en el laboratorio el inventario de los últimos hallazgos del Peñón

Los profesionales dan por cerrada la última campaña en el castillo de Gauzón, en la que se hallaron huesos humanos y una moneda visigoda

Piedras Blancas,
Inés MONTES
El equipo de arqueólogos que realiza las excavaciones en el yacimiento del castillo de Gauzón ha concluido los trabajos de campo en el Peñón de Raíces y durante estos días están trabajando en el laboratorio, donde los profesionales realizan el inventario. El grupo dirigido por Iván Muñiz y Alejandro García ha realizado en esta séptima campaña hallazgos importantes ya que se han encontrado los primeros huesos humanos desde que comenzaron las excavaciones en el año 2007. Los expertos registraron asimismo una moneda acuñada en Zaragoza durante el reinado del visigodo Recaredo I entre los años 586 y 601.
"El yacimiento del Peñón de Raíces ya lo cerramos y estamos asegurando los elementos para el invierno. Ahora estamos en el laboratorio haciendo la selección de las muestras para realizar los análisis del carbono 14 y realizando el inventario", confirmó Iván Muñiz. El equipo que trabajó en la última campaña en el yacimiento arqueológico del Peñón de Raíces lo componían Jesús Rodríguez, Covadonga Ibáñez, Emilio Blanco, Nicolás Alonso, José Fernández Quirós y Noelia Fernández. Hasta el yacimiento arqueológico se desplazaron también durante el verano voluntarios y estudiantes.
El primer esqueleto se encontró en julio, en la necrópolis vinculada a la iglesia de San Salvador y ubicada en la plataforma superior de la fortaleza. Se trata de un esqueleto perteneciente a un varón joven y en buen estado de conservación. El segundo esqueleto se encontró a finales de agosto. A la espera de tener los resultados de los análisis del carbono 14 se cree que los huesos pudieron pertenecer a un guerrero. Se trata de un esqueleto completo de 1,70 metros de altura y actualmente se está realizando un estudio antropológico forense para datar los huesos. Los arqueólogos sostienen que podría ser de un hombre joven que murió de forma violenta. "Tiene muchas patologías y un doble corte en las dos piernas", explicaron Iván Muñiz y Alejandro García.
El otro gran hallazgo datado a principios de septiembre fue el de la moneda visigoda. La moneda de oro de unos 20 kilates y de 1,5 gramos de peso es similar a una de 10 céntimos de euro y se guarda en una caja fuerte. Fue reutilizada como colgante y tiene la efigie del rey visigodo Recadero. Los arqueólogos encontraron también una moneda de plata de la época del rey Alfonso XI, del siglo XIV.
Desde que comenzaron las excavaciones en el castillo de Gauzón en el año 2007, el Ayuntamiento de Castrillón ha aportado un millón de euros y otros 200.000 euros más el gobierno del Principado, de los que 120.000 euros corresponden a la última campaña de 2013.
Las visitas guiadas que se reanudaron este verano al castillo de Gauzón concluyeron con la participación de 730 personas a las que hay que sumar otras 60 entre autoridades e investigadores. Las visitas comenzaron el 1 de agosto y finalizaron el 15 de septiembre. La cifra de visitantes de este año supera en un 40 por ciento a las visitas que se organizaron en las campañas de 2009 y 2010, en las que se registraron unas 500 visitas cada año.

Un grupo de visitantes, el pasado verano, en el yacimiento arqueológico del castillo de Gauzón.

domingo, 13 de octubre de 2013

Las obras de ampliación del Museo de la Mina de Arnao comienzan con el derribo de un cierre

Los trabajos, que ejecutará Sadim y tienen un coste de 45.000 euros, permitirán recuperar 25 metros de galería

ricardo solís Piedras Blancas,
Inés MONTES
Los trabajos para ampliar las galerías visitables en la mina de Arnao comenzarán mañana, lunes, según avanzó ayer la alcaldesa de Castrillón, Ángela Vallina. Las obras las ejecutará la empresa Sadim, del grupo Hunosa, y tienen un coste de 45.000 euros. Los trabajos consistirán en la rehabilitación de un tramo de 25 metros de galería que conectará la ya abierta al público con la plazoleta de acceso al castillete. Una hoguera simulada como la que encendían los mineros a finales del siglo XIX y principios del XX completará el proyecto.
Lo primero que harán los operarios mañana será derribar el cierre de ladrillo y cemento que comunica la galería rehabilitada con el tramo en el que se realizarán las obras. "No es necesario suspender las visitas porque una vez que se derribe el cierre se va a instalar una puerta de seguridad para que los operarios puedan trabajar tranquilamente y los turistas puedan visitar la mina", dijo Vallina.
Sadim realizó también la rehabilitación de la mina y el castillete que se abrió al público el pasado 30 de julio. El proyecto superó los cinco millones de euros, de los que el 70 por ciento fueron aportados por la Unión Europea a través de los fondos Feder y el 30 por ciento restante, por el Ayuntamiento de Castrillón.
Los horarios de las visitas guiadas al Museo de la Mina de Arnao son a las diez y media, once y media y doce y media, por las mañanas, y a las cuatro y a las cinco, por las tardes. Los lunes está cerrado. Asimismo, a las diez y media de la mañana se programan, previa petición con un día de antelación, visitas guiadas al poblado de Arnao.

Las obras de ampliación del Museo de la Mina de Arnao comienzan con el derribo de un cierre
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domingo, 8 de septiembre de 2013

Una moneda de Recaredo en Gauzón

«Los trientes sólo circulaban entre los miembros de la nobleza, como símbolo de gran ostentación y prestigio», destaca el arqueólogo Iván Muñiz
 
El equipo de arqueólogos del Peñón de Raíces lleva celebrando con unos días de antelación «el Día de Asturias más emocionante de nuestras vidas». Así lo manifestó ayer Iván Muñiz, codirector de la excavación, durante la presentación del último hallazgo obtenido en las ruinas del castillo de Gauzón: una moneda de oro visigoda, acuñada en Zaragoza entre los años 586 y 601, y cuya aparición está destinada «a cambiar y reescribir, en el buen sentido de la palabra, la historia de la Asturias de la Edad Media que conocíamos hasta ahora».
Con esas palabras lo resumió ayer en el Valey de Piedras Blancas la consejera de Cultura, Ana González, en la presentación de una pieza cuyas pequeñas dimensiones «no se corresponden con su valor arqueológico, que es incalculable», según afirmó con efusividad. Su satisfacción, compartida por la alcaldesa Ángela Vallina, precedió a las explicaciones que sobre la moneda dieron el director general de Patrimonio, Adolfo Rodríguez Asensio, y el propio Iván Muñiz, que confirmaron la importancia de un descubrimiento «casual, pero que justifica los esfuerzos hechos en esta excavación hasta ahora».
El hallazgo, efectuado en un primer momento por Sergio Muñiz, uno de los operarios del yacimiento, consiste «en un triente -moneda visigoda de oro- con la efigie del rey Recaredo, acuñada en Zaragoza entre los años 586 y 601», explicó el director de la excavación. Su importancia estriba tanto en la fecha de fabricación de la pieza, que además «es la más antigua de este período que se ha encontrado en Asturias», como por el material del que está hecha. Pero quizá lo más importante de todo consista «en el contexto en el que ha aparecido», añadió el arqueólogo.
«Esta no es una apreciación menor», afirmó Iván Muñiz, «puesto que hablamos del castillo de Gauzón, un enclave esencial para entender el medievo asturiano», y de una moneda «que indica que su poseedor tenía una elevada consideración política». Y esto es debido a que «los trientes sólo circulaban entre los miembros de la nobleza, como símbolo de gran ostentación y prestigio», y eso lo confirma «que tiene un pequeño agujero, hecho con suma delicadeza por un orfebre, para poder ser llevado a modo de colgante».
Para redondear la cuestión (rareza, valor material y entorno donde se encontró la pieza) hay un cuarto factor que apuntala su importancia histórica: la datación. «El triente fue fabricado en la época de Recaredo, probablemente el segundo rey más importante de la monarquía visigoda de Toledo». Esta época, el final del siglo VI y los comienzos del VII «son una época de cierto 'vacío' en la historia de Asturias, en la que se ha llegado a negar la presencia local de visigodos y en la que muchas cuestiones que nos interesan a los historiadores están sumidas en una incómoda oscuridad», añadió Rodríguez Asensio.
En base a esta circunstancia, el director de Patrimonio ponderó las investigaciones efectuadas con carbono 14, así como el trabajo sobre el terreno del equipo, que revela, en base a la antigüedad de las capas de tierra excavada donde se encontró la moneda «que quedó depositada en el suelo del entorno de Gauzón en una época muy próxima a la de su acuñación».
Iván Muñiz aclaró a este respecto que «se abre una vía para confirmar que en la época previa al Reino de Asturias hubo visigodos, o al menos contacto estrecho con la nobleza local». Las crónicas escritas al comienzo de la Reconquista «se esfuerzan en vincular la monarquía de Pelayo con la de Toledo», y esto ayudará a esclarecer «si era una invención para legitimar el reino o si la continuidad era real», añadieron los expertos.
Mientras las investigaciones prosiguen, la moneda es todo un símbolo. No sólo por su efigie, que representa con rasgos bizantinos al rey que oficializó el catolicismo en Hispania, sino por lo que tiene de punto de inflexión en el estudio del medievo asturiano. «Y es de justicia poética que el hallazgo casi haya coincidido con el Día de Asturias», concluyó un emocionado Iván Muñiz.

El dorado del castillo de Gauzón

Una moneda de oro acuñada a finales del siglo VI y hallada en la excavación de la fortaleza reescribe la historia regional al señalar a la Monarquía astur como heredera de la visigoda

Piedras Blancas, Inés MONTES Una pequeña moneda de oro, del tamaño aproximado de diez céntimos de euro revisa la historia de Asturias en una de sus etapas más desconocidas: el periodo entre la romanización y la constitución de la monarquía asturiana. Los arqueólogos del castillo de Gauzón presentaron ayer, ante la consejera de Cultura, Ana González, la pequeña pieza acuñada a finales del siglo VI y que constata la relación de los nobles asturianos con la monarquía visigoda.
«Es un hallazgo excepcional que emociona por su percepción y por su belleza y nos hace sentirnos parte de la historia de Asturias». Así inició Ana González la presentación ayer en el Valey de la moneda de oro acuñada durante el reinado de Recaredo I en Zaragoza entre los años 586 y 601 y encontrada hace una semana por el equipo de arqueólogos que trabaja en las excavaciones del castillo de Gauzón.
La moneda de oro, de 1,5 gramos de peso, pertenece al tipo numismático III de las acuñaciones de Leovigildo. En el anverso tiene el rostro del rey Recaredo y la leyenda «Recaredux Rex», y en el reverso se constata el lugar de acuñación. «La moneda arroja luz sobre un periodo muy desconocido de la Historia de Asturias como es el que transcurre desde los tiempos de la romanización hasta el nacimiento de la Monarquía Asturiana», dijo la Consejera, en presencia de la alcaldesa de Castrillón, Ángela Vallina.
«El hallazgo supone un momento muy importante para la arqueología asturiana», señaló Adolfo Rodríguez Asensio, director general de Patrimonio Cultural. «El Peñón de Raíces nos ha hecho un regalo a los historiadores y a los amantes de la orfebrería, pues la moneda de oro es una pieza fantástica», manifestó.
El equipo de arqueólogos que dirigen Iván Muñiz y Alejandro García, que ayer no pudo estar en el acto por un asunto familiar, encontró la moneda en los basureros vinculados a la muralla. Fue el operario del equipo Sergio Muñiz, el que realizó el afortunado hallazgo. «Es fantástico que la moneda hubiera aparecido a pocos días de la celebración del Día de Asturias. Es el hallazgo de una vida para mí y para todo el equipo», manifestó Iván Muñiz. El resto del equipo que trabaja en el yacimiento arqueológico del Peñón de Raíces lo componen Jesús Rodríguez, Covadonga Ibáñez, Emilio Blanco, Nicolás Alonso, José Fernández Quirós y Noelia Fernández. Algunos acompañaron ayer a Iván Muñiz y a Sergio Muñiz en la presentación.
«El castillo de Gauzón es la fortaleza más célebre del Reino de Asturias. La moneda posee un valor incalculable como pieza histórica. Se trata de la acuñación visigoda más antigua que se conserva en el Principado de Asturias y forma parte de un tipo de monedas muy difíciles de encontrar, máxime en un contexto arqueológico. El enorme prestigio que suponía su disfrute hizo que uno de sus propietarios la utilizara como abalorio o colgante lo que explica la presencia de un orificio realizado con gran esmero», señaló Iván Muñiz. El arqueólogo aseguró que la moneda también tiene gran trascendencia científica. «Además aporta un argumento imprescindible a uno de los principales y más controvertidos debates sobre el origen del Medievo en España y las raíces de la Reconquista. Esta discusión se refiere a la impronta de la presencia visigoda en Asturias durante la Antigüedad tardía y a la naturaleza de los reyes asturianos como herederos de los monarcas visigodos».
Dos agentes de la Policía Local de Castrillón permanecieron ayer en la sala del Valey custodiando la moneda que se guarda en una caja fuerte en un lugar que ni la Consejera ni la Alcaldesa quisieron precisar.
En la séptima campaña de excavaciones en el castillo de Gauzón que concluirá en octubre, los arqueólogos han encontrado también el novén (maravedí llamado también «viejo»), una moneda de plata que tiene un castillo en su anverso y un león en su reverso. Asimismo, se ha encontrado un sello de lacre de azabache.
«A la luz de estos datos, el castillo de Gauzón redobla su protagonismo en el conocimiento de los orígenes del Reino de Asturias. La monumentalización del castillo por parte de Alfonso III se asocia al afán de entroncar con una herencia de poder que remite a los siglos de la España visigoda. En este sentido, la fabricación de la Cruz de la Victoria en el castillo de Gauzón durante el año 908 adquiere un nuevo sentido», explicó Iván Muñiz. Hace unas semanas y por vez primera, se hallaron restos óseos humanos en la que fue la necrópolis vinculada a la iglesia de San Salvador, en la zona interior de la fortaleza medieval. Están pendientes de su datación.

El dorado del castillo de Gauzón