El de Teboyas conserva características de auténtico bosque primigenio
DIEGO ÁLVAREZ LAÓ
MIEMBRO DE LA COORDINADORA ECOLOGISTA El bosque de Teboyas es más que un bosque. Es el heredero de las grandes masas arbóreas que poblaron la comarca de Avilés hasta hace algunos siglos. A pesar de su pequeño tamaño (2,7 hectáreas) conserva características de auténtico bosque primigenio. Lo primero que llama la atención es su frondosa y selvática vegetación, muy cerrada, que confiere un aspecto muy umbrío a su interior. La riqueza de especies vegetales y animales, así como la avanzada edad de algunos de sus árboles y el gran desarrollo de un diverso sotobosque, le confieren características de bosque maduro que lo diferencian bien del resto de manchas arbóreas de la comarca.
Entre las especies arbóreas destacan por su abundancia el castaño y el roble. Las zonas más húmedas están pobladas por aliso, abedul y sauce. Otros árboles menos abundantes son el laurel, el acebo y el saúco. El rico sotobosque incluye varias especies de helechos y plantas poco abundantes como el rusco.
La gran antigüedad y la excelente salud ambiental del bosque están atestiguadas por la presencia de dos árboles insignes. Uno de ellos es un magnífico roble de espectacular porte, que alcanza una altura de 26,5 metros. Su tronco grueso y recto, de 3,14 metros de perímetro, se abre en una amplia copa de robustas ramas, de unos 25 metros de diámetro, dando testimonio de su gran antigüedad, pues probablemente supere los 400 años de edad, a pesar de los cuales goza de una excelente salud.
El otro árbol notable es un acebo, de unos diez metros de altura, cuyo tronco alcanza un metro de perímetro, constituyendo el único acebo silvestre de porte arbóreo que se conoce en la comarca de Avilés, lo que indica una especial salud ambiental y grado de conservación del bosque.
Un enclave natural tan singular como éste está poblado de una fauna diversa, entre la que pueden destacarse aves como el arrendajo, la paloma torcaz, la oropéndola, el pico picapinos, gavilán o el cárabo, y mamíferos como el corzo y el zorro. El margen oeste del bosque se encuentra surcado por el arroyo de La Candaliega, de aguas relativamente limpias en las que aún pueden observarse truchas y otros pequeños peces, así como una gran variedad de anfibios.
En los últimos años, las obras del Autovía del Cantábrico han alterado severamente el entorno del bosque aunque, afortunadamente, no han afectado a su riqueza natural. Este enclave único es un auténtico tesoro natural, un legado de siglos cuya conservación es de vital importancia. Tenemos la fortuna de poder disfrutarlo y la obligación de legarlo a las generaciones futuras.
DIEGO ÁLVAREZ LAÓ
MIEMBRO DE LA COORDINADORA ECOLOGISTA El bosque de Teboyas es más que un bosque. Es el heredero de las grandes masas arbóreas que poblaron la comarca de Avilés hasta hace algunos siglos. A pesar de su pequeño tamaño (2,7 hectáreas) conserva características de auténtico bosque primigenio. Lo primero que llama la atención es su frondosa y selvática vegetación, muy cerrada, que confiere un aspecto muy umbrío a su interior. La riqueza de especies vegetales y animales, así como la avanzada edad de algunos de sus árboles y el gran desarrollo de un diverso sotobosque, le confieren características de bosque maduro que lo diferencian bien del resto de manchas arbóreas de la comarca.
Entre las especies arbóreas destacan por su abundancia el castaño y el roble. Las zonas más húmedas están pobladas por aliso, abedul y sauce. Otros árboles menos abundantes son el laurel, el acebo y el saúco. El rico sotobosque incluye varias especies de helechos y plantas poco abundantes como el rusco.
La gran antigüedad y la excelente salud ambiental del bosque están atestiguadas por la presencia de dos árboles insignes. Uno de ellos es un magnífico roble de espectacular porte, que alcanza una altura de 26,5 metros. Su tronco grueso y recto, de 3,14 metros de perímetro, se abre en una amplia copa de robustas ramas, de unos 25 metros de diámetro, dando testimonio de su gran antigüedad, pues probablemente supere los 400 años de edad, a pesar de los cuales goza de una excelente salud.
El otro árbol notable es un acebo, de unos diez metros de altura, cuyo tronco alcanza un metro de perímetro, constituyendo el único acebo silvestre de porte arbóreo que se conoce en la comarca de Avilés, lo que indica una especial salud ambiental y grado de conservación del bosque.
Un enclave natural tan singular como éste está poblado de una fauna diversa, entre la que pueden destacarse aves como el arrendajo, la paloma torcaz, la oropéndola, el pico picapinos, gavilán o el cárabo, y mamíferos como el corzo y el zorro. El margen oeste del bosque se encuentra surcado por el arroyo de La Candaliega, de aguas relativamente limpias en las que aún pueden observarse truchas y otros pequeños peces, así como una gran variedad de anfibios.
En los últimos años, las obras del Autovía del Cantábrico han alterado severamente el entorno del bosque aunque, afortunadamente, no han afectado a su riqueza natural. Este enclave único es un auténtico tesoro natural, un legado de siglos cuya conservación es de vital importancia. Tenemos la fortuna de poder disfrutarlo y la obligación de legarlo a las generaciones futuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario