El puerto de Avilés comienza a recoger las ventajas del último proceso de ampliación y modernización de sus instalaciones, a la vez que sigue en una labor de adecuación de espacios que le permita atender las necesidades de nuevos clientes y 'mimar' a los que ya tiene, entre ellos las grandes multinacionales como Asturiana de Zinc o ArcelorMittal.
Resulta curioso resaltar cómo el análisis de la evolución del puerto de Avilés explica a su vez las claves de la evolución del tejido empresarial e industrial de Avilés y de la propia ciudad en los últimos veinte años. Los estudios que se realizaron a finales de la década de los 90 para justificar el plan de ampliación del puerto, fase 1 y 2 de la margen derecha, poco tienen que ver con la realidad de hoy, precisamente por la irrupción de nuevos negocios y necesidades que se han sumado a los tradicionales tráficos sobre los que se sustentaban esos estudios. A la espera de que se clarifique el panorama económico general, una nueva amenaza se cierne sobre el desarrollo del puerto: la enorme presión medioambiental
Carbón y cok fueron en 1998 los dos tráficos esenciales en los que se basó el estudio presentado por la Autoridad Portuaria de Avilés para iniciar el largo camino de la ampliación del puerto en la margen derecha de la ría, las conocidas como fases 1 y 2, que ya han entrado en servicio. Se apelaba entonces a la necesidad de contar con nuevos espacios logísticos, y sobre todo con nuevos muelles con el suficiente calado como para poder afrontar los requerimientos de Arcelor para la exportación de cok, que en aquellos momentos comenzaba a ser uno de los productos estrella cuando la empresa siderúrgica comenzó a sacar rendimiento a la producción de sus baterías de Avilés. El carbón sería, según aquellos planes, otro de los productos llamados a llenar los nuevos muelles.
Hoy, dieciséis años después y tras contar con una inversión de 56 millones de euros, los dos muelles están ya operativos: hay barcos operando y sus explanadas se han convertido en zonas logísticas para dar cabida a las demandas de empresas como el Grupo Daniel Alonso, Idesa o Asturfeito, que lideran nuevos negocios que en 1998 ni siquiera se habían planteado, grupos a los que se une Talleres Gozón y en general todo el tejido de calderería que alberga el PEPA. Sin olvidar ocasionalmente la chatarra para ArcelorMittal.
A partir de la constatación de los nuevos tiempos y de las nuevas necesidades, y tras la culminación de las obras de ampliación, la Autoridad Portuaria de Avilés asume en estos momentos un proceso de modernización del puerto, pero también de adecuación de espacios. Estos son los hitos más importantes.
Acceso ferroviario. Las previsiones que manejan los responsables del puerto es que el año que viene pueda licitarse el acceso ferroviario, con una inversión de 3,5 millones de euros que ya está aprobada por Puertos del Estado y que asume, financiación incluida, el propio puerto. La segunda fase de ampliación cuenta ya con ferrocarril y ahora sólo está pendiente de conectarse con ArcelorMittal, en concreto con el muelle de San Agustín en el que opera con bobinas principalmente, en el espacio ocupado por la nave de 'colores' fácilmente reconocible.
El puerto ya ha firmado un convenio con ArcelorMittal para conectarse con su red de ferrocarril, de forma que se pueda utilizar su línea interna, que llega hasta Nubledo, y a partir de ahí salir a la red nacional. En ese momento el puerto de Avilés quedará conectado por ferrocarril con todo el país.
Se trata de un servicio más, muy importante, que se puede ofrecer a las empresas. Empezando por la propia ArcelorMittal, que ahora opera en exclusiva en el muelle siderúrgico, con calados de 9 y 7 metros, lo que limita sus expediciones a embarques de no más de 5.000 toneladas. Después, con el ferrocarril en disposición de acceder a los muelles de la fase 1 y 2, con 14 metros de calado en cada uno, no sería descabellado pensar que la empresa siderúrgica se planteara, por una cuestión de economía de escala, expediciones de 20.000 toneladas o más, sin ningún problema
Los dos muelles nuevos se han convertido además en zonas logísticas para piezas de grandes dimensiones, en donde ya se han realizado algunos trabajos de montaje, previos al embarque. Pedidos de Idesa y el Grupo Daniel Alonso (la primera también ya bajo el paraguas del grupo del empresario avilesino de adopción) para el sector eólico y del 'of shore' ya se han montado en estos nuevos espacios. Y la idea es que en un futuro, en el momento en que la actividad, en el Norte de Europa sobre todo, vuelva a coger el ritmo previo a la crisis, este grupo pueda contar con una instalación propia donde poder ejecutar ese último ensamblaje de las piezas. El espacio de la tercera fase de ampliación del puerto, hoy aplazada, sería el lugar indicado para esa instalación.
Se trata de una ventaja más que el puerto ofrece a las empresas, que encuentran tanto en estos espacios portuarios como en la conexión directa por carretera desde el PEPA y en breve a través del ferrocarril, un valor añadido con el que ellas pueden acudir a la hora de aspirar y conseguir nuevos proyectos.
Algo más adelante, en unos dos años aproximadamente, las posibilidades de ese área logística y del tráfico interno experimentarán un importante crecimiento cuando se ejecute el convenio firmado en su día por el Puerto, Ayuntamiento de Avilés y Acciona para la compra a esta última del terreno que ahora explota como cantera. Serán 152.000 metros cuadrados que se ganarán para uso portuario.
La catenaria. Se trata de dar solución a uno de los problemas que afectan al normal desarrollo del puerto. La línea aérea de alta tensión que atraviesa la ría desde el monte de Tuñes a la subestación eléctrica de La Maruca no sólo puso de manifiesto la dificultad para el paso normal de veleros como el Juan Sebastián Elcano, sino que afecta directamente al funcionamiento de los nuevos muelles.
Las grúas que operan en el muelle de la fase 1 -el más cercano a Alcoa- no pueden pasar al muelle de la fase 2 precisamente porque la catenaria se lo impide. La altura máxima que permite ahora esa catenaria es de unos 50-55 metros y las grúas necesitan 72 metros como mínimo para pasar.
La Autoridad Portuaria se dispone a afrontar de inmediato ese problema y de hecho el expediente ya está en poder de Red Eléctrica. La inversión económica, que se eleva a 700.000 euros, así como los requerimientos medioambientales y aéreos están ya en trámite. Se trata de elevar las tres torres de la línea que parten del monte de Tuñes de los 10 metros actuales a los 30 metros, que es el máximo homologado. Inicialmente, la operación se ha programado para la primavera de 2015, pero podría retrasarse a agosto, mes en el que Asturiana de Zinc, que es el principal usuario de esa línea de alta tensión, tiene programada una parada técnica en sus instalaciones de San Juan.
Presión medioambiental. El puerto de Avilés no es ajeno a la presión medioambiental que afecta a sus instalaciones y a las empresas del entorno. Europa tiene la lupa puesta en la margen izquierda de la ría y la Autoridad Portuaria está dando pasos para tratar de paliar los efectos indeseados de la actividad de sus muelles en Raíces y San Juan.
Como consecuencia de la reordenación de espacios en esa zona, el puerto ha impulsado ya o está en trance de conseguirlo, una serie de medidas que aminorarán ese impacto medioambiental. Habrá una reubicación de pantallas -con una inversión de 570.000 euros-, la compra ya realizada de un cañón especial para tratar los graneles o la monitorización de los sistemas de riego, a lo que hay que unir el esfuerzo de los operadores portuarios en esa misma dirección, con descargas, por ejemplo para Chemastur, con sistema de tolvas y cinta que reducen sustancialmente el polvo.