El poblado del Nodo tributa un homenaje a los muertos, viudas y huérfanos de la catástrofe pesquera de hace 50 años
E. C.Aquellos hombres salieron a la mar a pescar y nunva más volvieron. La galerna que dejó un reguero de muertos entre el 12 y el 14 de julio de 1961 estuvo ayer muy presente en la celebración del Carmen en el barrio del Nodo, que aprovechó la celebración eucarística para tributar un homenaje a las víctimas de la catástrofe pesquera de hace 50 años. En aquél entonces el Cantábrico se llevó a ocho vecinos del Nodo y dejó siete viudas y 22 huérfanos, tal y como detalló durante la homilía el párroco, Víctor Fernández Gaínza.
El barrio avilesino se volcó este año con este pedazo de su historia, de triste evocación, pero que aún sigue muy vivo. «Este año la fiesta del Carmen es especial», señaló la presidenta de la asociación de vecinos, Luisa Santos. Además de los residentes en el Nodo, los oficios religiosos contaron con la presencia de tres concejales -Román Antonio Álvarez, del PSOE; Constantino Álvarez, del PP; y Enriqueta Garcia, de Foro- y del comisario de la Policía Nacional, Agapito Pérez.
Dos coronas de laurel flanqueraon el altar durante la misa, en recuerdo de los desaparecidos. Y fue sobre esas coronas sobre las que los asistentes intercalaron claveles rojos y blancos. «La vida está entretegida de momentos felices, otros no lo son tanto. Y algunos son muy tristes», reflexionó Fernández Gaínza. El encargado de bendecir las coronas fue el religioso José Manuel Vázquez Menéndez, nieto de uno de los pescadores que murieron en la galerna: Manuel Ángel Menéndez. Vázquez es hijo de Pilar Menéndez, la pequeña de los cinco hijos que quedaron huérfanos en aquella familia.
Antes de que finalizara la misa, los fieles entonaron la Salve Marinera. Y después, tras concluir los oficios, las actividades festivas se desplazaron a la carpa, donde hubo una espicha de hermandad amenizada con música de gaita y tambor.
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