Medio Ambiente presenta las conclusiones de cinco años de campañas oceanográficas para lograr medidas de protección en la sima, que alcanza los 4.750 metros de profundidad
Myriam MANCISIDOR El cañón de Avilés es, salvando las distancias, lo más parecido a un gran acuario natural donde los cetáceos han encontrado su hábitat ideal. Considerada un paraíso para las investigaciones científicas, la gran sima abisal avilesina es el hogar de incontables especies marinas y la guarida del legendario kraken (calamar gigante). Dada la importancia natural de este enclave que a sólo siete millas de la costa avilesina alcanza los 4.750 metros de profundidad, el Ministerio inició hace cinco años una serie de campañas oceanográficas para estudiar la posibilidad de incluir el cañón de Avilés en la red de espacios submarinos protegidos, junto a otros nueve enclaves más: Banco de Galicia, Chimeneas de Cádiz, Seco de los Olivos, lsla de Alborán y conos volcánicos, Delta del Ebro-Columbretes, Cañón de Creus, Canal de Menoría, Banco de la Concepción y Sur de Fuerteventura.
Ahora, una vez finalizado el periodo de estudio, el Gobierno central, a través de los responsables del proyecto Life+Indemares, ha iniciado una serie de reuniones que tienen por objeto acordar con representantes de la administración pública, institutos de investigación, entidades conservacionistas y del sector pesquero las medidas de gestión que se adoptarán en el cañón de Avilés y que pasan por su inclusión en la Red Natura 2000 Marina. El debate se prolongará durante seis años más, por lo que será en 2019 cuando previsiblemente los responsables políticos catalogarán la fosa submarina.
Los pescadores asturianos están de acuerdo con que se adopten medidas de protección, pero rechazan que estas sean tan estrictas como las de El Cachucho, una gran montaña submarina localizada a unos 65 kilómetros de la costa asturiana de Ribadesella y que en 2011 fue declarada la primera zona marina protegida del país. Para adoptar tal medida de protección se valoró la existencia de una gran riqueza biológica en estos fondos y se confirmó la presencia de adultos reproductores de varias especies de interés comercial como el lirio, la cabra de altura o el cabracho de profundidad, muy abundantes en el Banco durante la época de puesta. Esto hizo que se considerara El Cachucho «una fuente o reserva de recursos pesqueros de enorme valor».
La ficha elaborada ahora por los responsables del proyecto Life+Indemares presenta la sima abisal avilesina como un «gigante cañón submarino que constituye uno de los ecosistemas más extraordinarios de la plataforma del Mar Cantábrico, donde se encuentran hábitats esenciales para los reproductores de importantes especies de interés comercial como la merluza y el rape (pixín), que soportan las pesquerías en los caladeros situados en la plataforma circundante».
Los investigadores inciden en que el litoral asturiano concentra la mayor biodiversidad de cetáceos del Cantábrico, siendo las especies más abundantes los delfines común, listado y mular y el calderón común. Las principales poblaciones habitan en las profundidades del cañón de Avilés, donde comparten hábitat con el emblemático calamar gigante.
Este documento puntualiza, además, del cañón de Avilés: «Destaca en la zona una intensa actividad pesquera, especialmente dañina en el caso de la pesca de arrastre practicada de forma habitual en aguas del cañón y fondos aledaños de la plataforma asturiana. Las interacciones de artes de pesca con tiburones y cetáceos también son frecuentes, siendo numerosas las capturas accidentales. Los usos costeros también tienen influencia mar adentro». Entre estas actividades destacan las siguientes: las obras de ampliación del puerto de Avilés, la contaminación en forma de vertidos de aguas residuales urbanas e industriales «deficientemente depuradas» y la degradación costera a causa de «un desarrollo industrial, urbanístico y turístico desmedido, junto a un intenso tráfico marítimo».
Con la cara y la cruz de la moneda encima de la mesa, ahora los sectores afectados deberán estudiar qué medidas de gestión se aplicarán en el cañón de Avilés para proteger este espacio natural sin cerrar el caladero a las pesquerías. Las conclusiones responden a cinco años de investigaciones oceanográficas en las que han participado la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA), el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la organización SEO/BirdLife.
En los diferentes periodos de estudios, los científicos se encontraron en el cañón de Avilés con singulares arrecifes de coral de aguas frías a dos kilómetros de profundidad, decenas de cetáceos -incluso un cachalote y zifios de Cuvier, cada vez más numerosos- y lo más llamativo para los investigadores: el hallazgo de un complejo y desconocido sistema de cañones tributarios al eje principal del cañón de Avilés. Ante estos resultados, llega el momento de analizar qué protección se merece la gran sima abisal avilesina, la tercera más importante del mundo en proximidad a la costa.
Myriam MANCISIDOR El cañón de Avilés es, salvando las distancias, lo más parecido a un gran acuario natural donde los cetáceos han encontrado su hábitat ideal. Considerada un paraíso para las investigaciones científicas, la gran sima abisal avilesina es el hogar de incontables especies marinas y la guarida del legendario kraken (calamar gigante). Dada la importancia natural de este enclave que a sólo siete millas de la costa avilesina alcanza los 4.750 metros de profundidad, el Ministerio inició hace cinco años una serie de campañas oceanográficas para estudiar la posibilidad de incluir el cañón de Avilés en la red de espacios submarinos protegidos, junto a otros nueve enclaves más: Banco de Galicia, Chimeneas de Cádiz, Seco de los Olivos, lsla de Alborán y conos volcánicos, Delta del Ebro-Columbretes, Cañón de Creus, Canal de Menoría, Banco de la Concepción y Sur de Fuerteventura.
Ahora, una vez finalizado el periodo de estudio, el Gobierno central, a través de los responsables del proyecto Life+Indemares, ha iniciado una serie de reuniones que tienen por objeto acordar con representantes de la administración pública, institutos de investigación, entidades conservacionistas y del sector pesquero las medidas de gestión que se adoptarán en el cañón de Avilés y que pasan por su inclusión en la Red Natura 2000 Marina. El debate se prolongará durante seis años más, por lo que será en 2019 cuando previsiblemente los responsables políticos catalogarán la fosa submarina.
Los pescadores asturianos están de acuerdo con que se adopten medidas de protección, pero rechazan que estas sean tan estrictas como las de El Cachucho, una gran montaña submarina localizada a unos 65 kilómetros de la costa asturiana de Ribadesella y que en 2011 fue declarada la primera zona marina protegida del país. Para adoptar tal medida de protección se valoró la existencia de una gran riqueza biológica en estos fondos y se confirmó la presencia de adultos reproductores de varias especies de interés comercial como el lirio, la cabra de altura o el cabracho de profundidad, muy abundantes en el Banco durante la época de puesta. Esto hizo que se considerara El Cachucho «una fuente o reserva de recursos pesqueros de enorme valor».
La ficha elaborada ahora por los responsables del proyecto Life+Indemares presenta la sima abisal avilesina como un «gigante cañón submarino que constituye uno de los ecosistemas más extraordinarios de la plataforma del Mar Cantábrico, donde se encuentran hábitats esenciales para los reproductores de importantes especies de interés comercial como la merluza y el rape (pixín), que soportan las pesquerías en los caladeros situados en la plataforma circundante».
Los investigadores inciden en que el litoral asturiano concentra la mayor biodiversidad de cetáceos del Cantábrico, siendo las especies más abundantes los delfines común, listado y mular y el calderón común. Las principales poblaciones habitan en las profundidades del cañón de Avilés, donde comparten hábitat con el emblemático calamar gigante.
Este documento puntualiza, además, del cañón de Avilés: «Destaca en la zona una intensa actividad pesquera, especialmente dañina en el caso de la pesca de arrastre practicada de forma habitual en aguas del cañón y fondos aledaños de la plataforma asturiana. Las interacciones de artes de pesca con tiburones y cetáceos también son frecuentes, siendo numerosas las capturas accidentales. Los usos costeros también tienen influencia mar adentro». Entre estas actividades destacan las siguientes: las obras de ampliación del puerto de Avilés, la contaminación en forma de vertidos de aguas residuales urbanas e industriales «deficientemente depuradas» y la degradación costera a causa de «un desarrollo industrial, urbanístico y turístico desmedido, junto a un intenso tráfico marítimo».
Con la cara y la cruz de la moneda encima de la mesa, ahora los sectores afectados deberán estudiar qué medidas de gestión se aplicarán en el cañón de Avilés para proteger este espacio natural sin cerrar el caladero a las pesquerías. Las conclusiones responden a cinco años de investigaciones oceanográficas en las que han participado la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA), el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la organización SEO/BirdLife.
En los diferentes periodos de estudios, los científicos se encontraron en el cañón de Avilés con singulares arrecifes de coral de aguas frías a dos kilómetros de profundidad, decenas de cetáceos -incluso un cachalote y zifios de Cuvier, cada vez más numerosos- y lo más llamativo para los investigadores: el hallazgo de un complejo y desconocido sistema de cañones tributarios al eje principal del cañón de Avilés. Ante estos resultados, llega el momento de analizar qué protección se merece la gran sima abisal avilesina, la tercera más importante del mundo en proximidad a la costa.
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