La terminal cerró la jornada sin cancelaciones, aunque una docena de aviones registraron demoras de hasta dos horas, aceptadas con calma por el pasaje
AEROPUERTO DE ASTURIAS, A. P. G. / I. P. / J. A. O. El día más trágico en la historia de la terminal de Santiago del Monte no derivó en un caos aeroportuario. Aunque una docena de vuelos acumularon retrasos superiores a los veinte minutos -y uno de ellos tuvo que ser desviado inicialmente al aeropuerto de Santander- los primeros accidentes mortales en la terminal asturiana no impidieron que se cerrara el día sin cancelaciones. Eso sí, las demoras alcanzaron las dos horas de duración en tres vuelos de llegada y en otros dos de salida. Según precisó el delegado del Gobierno, Antonio Trevín, que se reunió por la tarde con los responsables del aeropuerto y con los mandos del operativo de emergencias, la seguridad de los usuarios estuvo «totalmente garantizada» durante la jornada, incluso cuando los helicópteros del 112-Asturias sobrevolaron la zona en busca de una de las dos aeronaves siniestradas.Los accidentes y el operativo de rescate puesto en marcha obligaron a cancelar la actividad en la pista de la terminal en dos ocasiones. La primera, en torno a las dos de la tarde, cuando se localizó a la primera avioneta siniestrada, junto a un edificio de la terminal que está dedicado a labores formativas y en el que no había nadie en el momento del impacto. La segunda paralización de la actividad se produjo varios minutos después, una vez que los helicópteros del 112-Asturias ocuparon el espacio aéreo de Santiago del Monte para buscar a la segunda avioneta, que se había estrellado en una zona escarpada y boscosa, de muy difícil acceso, ubicada entre la cabecera de la pista y el playón de Bayas.
La mayor parte del personal y de los usuarios que se encontraban en Santiago del Monte a eso de las dos de la tarde de ayer, momento en el que se registraron los accidentes, no se percataron de lo que había sucedido hasta que sonaron las alarmas. No hubo estruendos. «No se escuchó nada más que las sirenas de emergencia», señaló una trabajadora de la terminal. El director del aeropuerto, Carlos San Martín, que se encontraba en su despacho en el instante de los siniestros, también se dio cuenta de que algo pasaba por el ruido de las alarmas, una vez que una de las avionetas siniestradas impactó contra la torre de aire acondicionado del edificio de aulas y se precipitó sobre el suelo a escasos 50 metros de la torre de control. Marcos Barruos, un ciudadano dominicano que reside en Villaviciosa, y que esperaba el vuelo que fue desviado a Santander, tampoco se dio cuenta de lo que había pasado. Aunque molesto por la demora, reconocía en la sala de espera que «en un caso tan trágico como éste, con cuatro víctimas mortales, no nos vamos a quejar por tener que esperar un par de horas». Se trata de una opinión muy similar a la expresada por el mierense Héctor Fuente.
Quizás por ser conscientes de la gravedad de la situación, los usuarios afectados por los retrasos de ayer en Santiago del Monte no levantaron la voz para protestar. La impresión general en el aeropuerto durante la tarde era de normalidad, a no ser por el inusual despliegue de guardias civiles y de medios de comunicación. En un principio, el operativo de rescate estuvo integrado casi en su integridad por personal del aeropuerto. Después, cuando se localizó la segunda aeronave, se trasladaron a la zona 63 efectivos de la Guardia Civil, dos helicópteros del 112, bomberos de los parques de Avilés y de Pravia, y dos ambulancias.
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