Archivado en (Los episodios avilesinos)por albertodelrio on 30-09-2012
La histórica llegada del tren a Avilés, el 6 de julio 1890, aparte de comunicar a la ciudad con el resto de España, fue el punto de partida para que la comarca se llenara también de caminos de hierro. Y por ellos comenzó a circular el tranvía como medio de transporte masivo urbano.
Ya en 1893, la Real Compañía Asturiana de Minas estableció un ramal ferroviario entre sus factorías de Arnao y San Juan de Nieva.
Y fue ese mismo año cuando comenzó la fascinante historia del tranvía en Avilés.
Es verdad que en Gijón ya había tranvías, en 1890, pero de los llamados de sangre (tracción animal), y también que en Oviedo, en 1891, circulaba otro –también de mulas– que unía la estación del Norte con el centro de la capital. Pero fue en Avilés, y en 1893, donde se instaló el primer tranvía de vapor de Asturias. Que conste en acta.
Lo puso en marcha la Compañía Tranvía del Litoral Asturiano, formada por Tomás Menéndez Valdés, Manuel G. Barbón, Benito González y Ramón G. de Castro.
Era conocido popularmente como ‘La Chocolatera’ por la considerable cantidad de humo ‘achocolatado’ que arrojaba su diminuta máquina de vapor (marca ‘Stuart’ 9 Tm) y circuló hasta 1933, entre Avilés –actual calle del Muelle– siguiendo un trayecto lineal –eran5 Km. de vía, de un metro de ancho– que discurría por la de Los Telares, avenida de Lugo, La Maruca, desviándose en Raíces hacia el interior de Salinas, terminando en la calle Galán.
Al principio prestaba servicios solamente domingo, festivos y días de mercado, circulando en verano diariamente, cosa que extendió –en 1903– a todos los días del año, llegando a establecer acuerdos con la Real Compañía para el transporte de sus trabajadores.
El uso público iba en aumento. Y como quiera que las ciencias adelantaban que era una barbaridad, pues llegó la electricidad. Y de la nube se pasó al trole, pero no en un pispás, ya que convivieron ambos unos doce años.
El trole, debido a la Compañía del Tranvía Eléctrico presidida Juan Sitges Aranda, fue inaugurado, con pompa y circunstancia, en El Parche avilesino, el domingo 20 de febrero de 1921, fecha en la que ya entró en funcionamiento el tramo Salinas-San Juan de Nieva-Avilés-La Texera.
Como era mucho bocado para una sola vez, el resto fueron entrando en servicio tal que el 15 de enero de 1922 lo hizo el de Salinas-Arnao y el 12 de febrero el que comunicaba La Texera a Villalegre. Y, finalmente el 19 de agosto de 1923, el de Arnao-Piedras Blancas. Desde aquí hasta el, entonces, barrio residencial de Villalegre el trazado de vía era de, cerca, de15 km.
Duró, el tranvía, hasta el 31 diciembre de 1960, que fue cuando llegó el invento del autobús.
Socialmente, el tranvía, fue un triunfo. Desde la fluidez en las comunicaciones entre barrios, lugares y localidades comarcales, hasta las ventajas para los trabajadores de las factorías en San Juan y Arnao, para quienes había tarifa especial. Como también la hubo para los aficionados que acudían al estadio de Las Arobias a ver al Real Stadium de Avilés, antecedente histórico del Real Avilés.
Y que decir del notable aumento ciudadano, durante el verano, en los arenales de San Juan y Salinas. Fue el tranvía, quien nos descubrió la gozada de la playa.
También, en agosto de 1922, un nuevo tranvía, conocido como ‘El Carreño’, unió Avilés con Candás y Gijón. Un servicio que más tarde suplió el FEVE, un tren que, según se dice ahora, parece que va a volar. Milagros que hace la crisis.
Pero aquel transporte eléctrico, que cruzaba la villa atravesando como un cuchillo buena parte del casco histórico, forma parte del patrimonio sentimental avilesino y merece episodio aparte.
Y es que, por una o por otra razón, lo del tranvía eléctrico de Avilés tiene mucha chispa.
La histórica llegada del tren a Avilés, el 6 de julio 1890, aparte de comunicar a la ciudad con el resto de España, fue el punto de partida para que la comarca se llenara también de caminos de hierro. Y por ellos comenzó a circular el tranvía como medio de transporte masivo urbano.
Ya en 1893, la Real Compañía Asturiana de Minas estableció un ramal ferroviario entre sus factorías de Arnao y San Juan de Nieva.
Y fue ese mismo año cuando comenzó la fascinante historia del tranvía en Avilés.
Es verdad que en Gijón ya había tranvías, en 1890, pero de los llamados de sangre (tracción animal), y también que en Oviedo, en 1891, circulaba otro –también de mulas– que unía la estación del Norte con el centro de la capital. Pero fue en Avilés, y en 1893, donde se instaló el primer tranvía de vapor de Asturias. Que conste en acta.
Lo puso en marcha la Compañía Tranvía del Litoral Asturiano, formada por Tomás Menéndez Valdés, Manuel G. Barbón, Benito González y Ramón G. de Castro.
Era conocido popularmente como ‘La Chocolatera’ por la considerable cantidad de humo ‘achocolatado’ que arrojaba su diminuta máquina de vapor (marca ‘Stuart’ 9 Tm) y circuló hasta 1933, entre Avilés –actual calle del Muelle– siguiendo un trayecto lineal –eran5 Km. de vía, de un metro de ancho– que discurría por la de Los Telares, avenida de Lugo, La Maruca, desviándose en Raíces hacia el interior de Salinas, terminando en la calle Galán.
Al principio prestaba servicios solamente domingo, festivos y días de mercado, circulando en verano diariamente, cosa que extendió –en 1903– a todos los días del año, llegando a establecer acuerdos con la Real Compañía para el transporte de sus trabajadores.
El uso público iba en aumento. Y como quiera que las ciencias adelantaban que era una barbaridad, pues llegó la electricidad. Y de la nube se pasó al trole, pero no en un pispás, ya que convivieron ambos unos doce años.
El trole, debido a la Compañía del Tranvía Eléctrico presidida Juan Sitges Aranda, fue inaugurado, con pompa y circunstancia, en El Parche avilesino, el domingo 20 de febrero de 1921, fecha en la que ya entró en funcionamiento el tramo Salinas-San Juan de Nieva-Avilés-La Texera.
Como era mucho bocado para una sola vez, el resto fueron entrando en servicio tal que el 15 de enero de 1922 lo hizo el de Salinas-Arnao y el 12 de febrero el que comunicaba La Texera a Villalegre. Y, finalmente el 19 de agosto de 1923, el de Arnao-Piedras Blancas. Desde aquí hasta el, entonces, barrio residencial de Villalegre el trazado de vía era de, cerca, de15 km.
Duró, el tranvía, hasta el 31 diciembre de 1960, que fue cuando llegó el invento del autobús.
Socialmente, el tranvía, fue un triunfo. Desde la fluidez en las comunicaciones entre barrios, lugares y localidades comarcales, hasta las ventajas para los trabajadores de las factorías en San Juan y Arnao, para quienes había tarifa especial. Como también la hubo para los aficionados que acudían al estadio de Las Arobias a ver al Real Stadium de Avilés, antecedente histórico del Real Avilés.
Y que decir del notable aumento ciudadano, durante el verano, en los arenales de San Juan y Salinas. Fue el tranvía, quien nos descubrió la gozada de la playa.
También, en agosto de 1922, un nuevo tranvía, conocido como ‘El Carreño’, unió Avilés con Candás y Gijón. Un servicio que más tarde suplió el FEVE, un tren que, según se dice ahora, parece que va a volar. Milagros que hace la crisis.
Pero aquel transporte eléctrico, que cruzaba la villa atravesando como un cuchillo buena parte del casco histórico, forma parte del patrimonio sentimental avilesino y merece episodio aparte.
Y es que, por una o por otra razón, lo del tranvía eléctrico de Avilés tiene mucha chispa.
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