domingo, 30 de octubre de 2011

Carbón en la bodega, viento en las velas

Nueva Quintana

El libro «Avilés: carbón y veleros», de Alberto Vilela, relata parte de la historia portuaria a través de las cartas de la Real Compañía Asturiana de Minas




Castillete de las minas de Arnao, con Salinas al fondo. «Avilés: carbón y veleros»
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Oviedo, Ángel FIDALGO

«Avilés: carbón y veleros» es el título de un libro singular, fruto de una amplia y detallada tarea de investigación del profesor Alberto Vilela Campo, que desvela esta parte de la historia portuaria de la Villa del Adelantado a través de la correspondencia de la Real Compañía Asturiana de Minas, a la que tuvo acceso.

Este trabajo le llevó a leer aproximadamente 4.000 cartas que envió la Real Compañía Asturiana hasta 1852. Además, durante los primeros años los directores tenían la costumbre de detallar en una especie de diario los hechos más importantes que ocurrían en la empresa, que luego enviaban a sus propietarios: Lesoinne, en Lieja (Bélgica); el marqués de Casa Riera, en París (Francia) y a Ferrer, en Madrid. En los libros de venta de carbón de la Real Compañía Asturiana se reflejan el nombre de todos los barcos, la cantidad que embarcaban y los puertos de destino.

El autor lleva más de seis años estudiando los archivos de Arnao. A este libro, se sumarán otros dos: «Las Reales Fábricas de Sargadelos y la Real Compañía de Minas» y «Carbón de Arnao para Adra, Cádiz, Málaga y Sevilla». Estos dos también son fruto de la correspondencia de la correspondencia que aún queda y que Vilela Campo pudo consultar.

Pero nuestra historia, «Avilés, carbón y veleros», termina cuando la Real Compañía Asturiana de Minas deja de exportar carbón para prepararse para producir zinc.

Mientras ocurre esta transformación que marcaría un antes y un después en la historia de la empresa, los veleros que antes salían cargados de carbón cambian de ruta y traerán arcilla de Sargadelos para fabricar ladrillos refractarios para los hornos de la nueva fábrica, y otros previamente hechos en Sargadelos.

La factoría implicó también la construcción de la línea de ferrocarril desde Arnao a la dársena San Juan de Nieva. En sus muelles los veleros iniciarán un nuevo tráfico portuario al embarcar lingotes, planchas de zinc, y también el carbón será llevado hasta los puertos cántabros de Requejada y Comillas para la calcinación del mineral antes de traerlo de nuevo hasta San Juan de Nieva.

El carbón de las minas de Arnao y de Santa María del Mar llegaba hasta los muelles de San Juan de Nieva en grandes gabarras, cuando el estado de la mar lo permitía, y por tierra cuando había temporal; cosa muy frecuente en el Cantábrico durante los meses de invierno,

«Esta costa es tan peligrosa en tiempo de invierno que estaremos cuatro o cinco meses anualmente sin vender carbón (...) La mala barra de Arnao es uno de los obstáculos mayores que se ofrecen en estas minas», escribió el director de la explotación, Armando Nagel.

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