Los biólogos marinos solicitan fondos para iniciar un programa de investigación sobre el cambio de hábitos del atún blanco, cuyas capturas cayeron a la mitad en los últimos cinco años
Francisco L. JIMÉNEZ
Los científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) que siguen de cerca la evolución de las capturas de bonito del norte en aguas del Cantábrico quieren realizar estudios en profundidad que permitan averiguar las razones por las que en los últimos cico años han caído a la mitad las capturas de uno de los peces más apreciados en las pescaderías asturianas durante el verano. En tal sentido, el comité cientifico de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) recomendó en su reunión de octubre de 2010 iniciar un programa de investigación sobre el atún blanco del Atlántico norte dirigido a obtener conocimiento sobre el comportamiento de esta especie y disminuir la incertidumbre en la evaluación de este stock. Hasta la fecha no se han obtenido los fondos que permitirían responder a preguntas como por qué los bancos de bonito se han desplazado a latitudes por encima del paralelo 47 (hacia el sur de Irlanda) y por qué apenas se dejan ver en el Golfo de Vizcaya, un área donde antaño abundaba la especie. Los científicos manejan múltiples conjeturas, pero sin los estudios de campo pertinentes es imposible diagnosticar con certeza qué está pasando con las poblaciones de bonito.
Costeras extraordinarias como la de 2006, saldada con 24.133 toneladas de atún blanco desembarcado en los puertos cantábricos y de Galicia, son impensables en la actualidad; este verano, por ejemplo, apenas se trajeron a puerto 10.000 toneladas en toda la Cornisa. Pero es que esa campaña de 2006 fue, incluso, una rareza estadística en el conjunto de la década, pues los valores medios de capturas del periodo se sitúan en el entorno de las 15.000 toneladas.
La bióloga Victoria Ortiz de Zárate, científica del IEO en Santander, forma parte del equipo que cada año recoge datos estadísticos de la campaña de bonito a fin de elaborar informes sobre la evolución de la especie y contribuir a la evaluación del stock. «Existe una red de muestreo e información del IEO que recoge datos sobre la pesquería durante la costera en los principales puertos; así se muestrean las tallas y peso de las capturas, el esfuerzo pesquero y zonas de pesca. Lo que no hay es una línea de investigación que incluya trabajos de campo y recogida de datos independientes de la pesquería (a semejanza del que se llevó a cabo, por ejemplo, con la anchoa). El programa de investigación sobre el atún blanco del norte, aprobado por el comité científico del ICCAT, ha vuelto a ser recomendado en la reunion de este año, celebrada del 2 al 7 de octubre en Madrid. El comité reitera su necesidad, a la espera de conseguir financiación para llevarlo a cabo», explica la bióloga.
Tanto el ICCAT como los expertos en vida marina que controlan la evolución de las poblaciones pesqueras en el IEO defienden la conveniencia de someter al bonito del norte a un marcaje científico en profundidad conscientes de que debe existir una explicación al descenso de capturas de los últimos años. Ortiz de Zárate aventura posibles hipótesis de trabajo para entender la situación por la que atraviesa la pesquería: «Puede ser debido a cuestiones oceanográficas (temperatura del mar, corrientes, profundidad de la capa de mezcla) que influyen en la distribución vertical y horizontal de la especie, a cambios en la abundancia y distribución de las presas y a la combinación de esos factores que interaccionan entre sí... Trabajamos con esas hipótesis, pero no podemos probar ninguna. Bien que nos gustaría saber el por qué de esta y otras dinámicas, pero de momento sólo podemos cursar peticiones en ese sentido», concluye la investigadora del IEO de Santander.
Francisco L. JIMÉNEZ
Los científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) que siguen de cerca la evolución de las capturas de bonito del norte en aguas del Cantábrico quieren realizar estudios en profundidad que permitan averiguar las razones por las que en los últimos cico años han caído a la mitad las capturas de uno de los peces más apreciados en las pescaderías asturianas durante el verano. En tal sentido, el comité cientifico de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) recomendó en su reunión de octubre de 2010 iniciar un programa de investigación sobre el atún blanco del Atlántico norte dirigido a obtener conocimiento sobre el comportamiento de esta especie y disminuir la incertidumbre en la evaluación de este stock. Hasta la fecha no se han obtenido los fondos que permitirían responder a preguntas como por qué los bancos de bonito se han desplazado a latitudes por encima del paralelo 47 (hacia el sur de Irlanda) y por qué apenas se dejan ver en el Golfo de Vizcaya, un área donde antaño abundaba la especie. Los científicos manejan múltiples conjeturas, pero sin los estudios de campo pertinentes es imposible diagnosticar con certeza qué está pasando con las poblaciones de bonito.
Costeras extraordinarias como la de 2006, saldada con 24.133 toneladas de atún blanco desembarcado en los puertos cantábricos y de Galicia, son impensables en la actualidad; este verano, por ejemplo, apenas se trajeron a puerto 10.000 toneladas en toda la Cornisa. Pero es que esa campaña de 2006 fue, incluso, una rareza estadística en el conjunto de la década, pues los valores medios de capturas del periodo se sitúan en el entorno de las 15.000 toneladas.
La bióloga Victoria Ortiz de Zárate, científica del IEO en Santander, forma parte del equipo que cada año recoge datos estadísticos de la campaña de bonito a fin de elaborar informes sobre la evolución de la especie y contribuir a la evaluación del stock. «Existe una red de muestreo e información del IEO que recoge datos sobre la pesquería durante la costera en los principales puertos; así se muestrean las tallas y peso de las capturas, el esfuerzo pesquero y zonas de pesca. Lo que no hay es una línea de investigación que incluya trabajos de campo y recogida de datos independientes de la pesquería (a semejanza del que se llevó a cabo, por ejemplo, con la anchoa). El programa de investigación sobre el atún blanco del norte, aprobado por el comité científico del ICCAT, ha vuelto a ser recomendado en la reunion de este año, celebrada del 2 al 7 de octubre en Madrid. El comité reitera su necesidad, a la espera de conseguir financiación para llevarlo a cabo», explica la bióloga.
Tanto el ICCAT como los expertos en vida marina que controlan la evolución de las poblaciones pesqueras en el IEO defienden la conveniencia de someter al bonito del norte a un marcaje científico en profundidad conscientes de que debe existir una explicación al descenso de capturas de los últimos años. Ortiz de Zárate aventura posibles hipótesis de trabajo para entender la situación por la que atraviesa la pesquería: «Puede ser debido a cuestiones oceanográficas (temperatura del mar, corrientes, profundidad de la capa de mezcla) que influyen en la distribución vertical y horizontal de la especie, a cambios en la abundancia y distribución de las presas y a la combinación de esos factores que interaccionan entre sí... Trabajamos con esas hipótesis, pero no podemos probar ninguna. Bien que nos gustaría saber el por qué de esta y otras dinámicas, pero de momento sólo podemos cursar peticiones en ese sentido», concluye la investigadora del IEO de Santander.
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