El capitán de la unidad de espeleobuzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil cuenta como ha sido la operación de rescate detro del pesquero hundido -"Localizamos un cuerpo, pero no dije nada antes de rescatarlo al día siguiente para no dar una falsa esperanza a una familia"
20.03.2014 | 09:02
Gijón, Myriam MANCISIDOR Carlos Martínez, madrileño, lleva ocho años buceando con el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), y dentro de este grupo es el encargado de coordinar a la "selección española" de submarinistas de la Guardia Civil, formada por quince profesionales de Madrid, Valladolid, Cartagena, Huesca y Gijón. Todos ellos, en colaboración con buzos de Asturias, participaron en los últimos días en el rescate de cuatro tripulantes enrolados en el arrastrero "Santa Ana" que embarrancó hace once días junto a la isla de La Erbosa, en el Cabo Peñas. Dos marineros más se encontraron flotando en el agua el día de la catástrofe, otros dos aún permanecen desaparecidos y uno salió con vida tras el accidente. Tras registrar exhaustivamente el pecio, Martínez regresa a casa. La búsqueda del gallego Manuel María Tajes Lestón y el portugués Víctor José Farinhas, aún desaparecidos, está ahora en manos de Salvamento Marítimo, que ha intensificado el rastreo por la costa.
-Cuando llegó a Asturias, ¿ya sabía con qué se iba a encontrar en el Cabo Peñas?
-Sí, el grupo GEAS de Asturias y el Servicio Marítimo de Gijón elaboraron un informe que me permitió conocer con qué me iba a encontrar. Nada más llegar al Principado tuvimos una reunión con el capitán del Servicio Marítimo, que fue quien nos entregó el dossier. Esa misma tarde ya entramos en el agua.
-Ya debajo del agua, ¿con qué se encontraron?
-Con un barco hundido del que oíamos cómo se movía, que crujía. La situación no era fácil ni buena, sino peligrosa y mala.
-Ante una situación así, ¿cómo decidieron abordar el rescate?
-Lo primero que hicimos fue tratar de estabilizar el buque, y para eso contamos con la colaboración de Salvamento Marítimo.
-Al poco tiempo de iniciar las inmersiones un buzo de Huesca, Carlos Ara del Amo, sufrió la amputación de dos dedos de la mano izquierda cuando rastreaba el pecio. ¿Cómo afectó esto al resto de buceadores?
-Fue un golpe psicológico importante. Nadie sabía en un principio qué había pasado, ni siquiera sus compañeros, que estaban preparando la siguiente inmersión y vieron cómo el helicóptero "Helimer" se llevaba a su colega colgado. Ese día decidí suspender las inmersiones porque la gente ya no estaba para bucear, era el último turno y ahí abajo tienen que estar muy concentrados. Al final todo salió relativamente bien, y me gustaría destacar el buen trato recibido en el Hospital de Oviedo.
-El buzo herido localizó el mismo día que se hirió el cadáver del marinero indonesio Suherman Hasan, pero esta información no trascendió.
-Carlos creyó ver un cadáver. Cuando salió del agua, en estado de "shock" porque le faltaban dos dedos, quiso hablar, pero no lo dejamos. Una vez en el Hospital, me comentó que creía haber visto un cuerpo y que probablemente lo tuviera grabado (todos los buzos graban las inmersiones con una cámara que llevan sujeta al casco). Yo no dije nada a nadie hasta que realmente comprobé que lo que había visto era un cadáver. Al día siguiente mandé que ratificaran eso y, efectivamente, Carlos Ara del Amo tenía razón. Nadie lo sabía, salvo yo, y decidí callarme y comprobarlo antes de dar una falsa esperanza a una familia, porque podía ser un traje de navegación o como los que nos hemos encontrado unos pantalones o botas. Podía ser cualquier cosa.
-¿Por qué graban todas las inmersiones?
-Las grabamos para trabajar, porque hay cámaras que tienen más visibilidad que el ojo humano. Nosotros vamos con una especie de ojo de pez que va barriendo las estancias. Una vez que se hace una inmersión, se comprueban los riesgos de la siguiente.
-El trabajo del buzo continúa entonces fuera del agua...
-El trabajo no se resume en veinte minutos bajo el agua. Que nadie piense que bajamos a ver peces o a hacer fotos. Una inmersión de veinte minutos lleva más de una hora y media de trabajo de visualización de las grabaciones: aquí hay un hueco, allí una caja, más allá un guante... Todas estas imágenes las enviaremos al Juzgado de instrucción que está llevando el caso.
-Ha llamado la atención la rapidez con la que han rastreado la sala de máquinas.
-Yo, personalmente, llevaba preparando la inmersión desde el sábado pasado en previsión de que tuviéramos que entrar: o sea, no fue entrar, verlo e irnos. Pasamos días estudiando el entramado de tuberías y los planos del barco que nos facilitó el armador los aprendimos de memoria. En esa sala de unos cincuenta metros cuadrados entraron doce buceadores. Y ojalá no hubiésemos tenido que entrar.
-¿Cree probable reflotar el barco?
-No soy técnico en recuperación de chatarra, no lo sé. Pero con un par de temporales más no habrá barco.
-En los últimos días expertos en rescates marítimos han propuesto distintas maniobras de rescate y han puesto en entredicho el trabajo de la Guardia Civil y de Salvamento.
-No me preocupa. Esto es como la selección española, que tiene 40 millones de seleccionadores. Con el "Santa Ana" ha pasado también lo mismo que en el ruedo: torea Curro Romero, y a toro pasado todos sabemos cómo hay que pegar el pase. A todos esos que han dicho algo los invito a que vengan un día conmigo.
-¿Qué le ha impactado más de este rescate?
-El sitio donde se amputó mi compañero, un lugar donde aparentemente no había peligro.
-¿Qué me dice de las familias que estos días esperaban por los marineros desaparecidos?
-(Prefiere cambiar de tema). No es agradable estar con ellos y decirles que ese día el resultado no fue favorable, pero alguien tiene que hacerlo. Y, normalmente, cuando nadie sabe hacer algo o hay una emergencia se llama a la Guardia Civil. La familia gallega y la portuguesa se han ido hoy (por ayer). Ahora toca esperar. Se les ha hecho la prueba de ADN para que, en caso de recuperar el cadáver, la identificación de los cuerpos sea más sencilla.
-¿Cómo se preparan los buzos de su unidad?
-Al cabo del año entrenamos varias veces juntos y utilizamos un material técnico que debemos saber utilizar muy bien. Miramos también mucho el aspecto psicológico, que el buzo sea un guardia civil normal.
-¿El trabajo en el "Santa Ana" ha sido muy distinto al de los espeleobuzos en cuevas?
-Sí, muy distinto. En una cueva no hay colchones, mamparos (tabiques interiores del barco), aceite o gasóleo.
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