El empeoramiento del tiempo dificulta las operaciones, aunque los buzos "siguen trabajando sin descanso" | La previsión pasa por acabar de explorar dos camarotes y un espacio para víveres. Si no aparecen los marineros, habrá que entrar en la sala de máquinas, "un auténtico infierno"
17.03.14 - 21:30 -
JESÚS GONZÁLEZ / JOSÉ L. GONZÁLEZ | AVILÉS / GIJÓN |
Las corrientes suman nuevas dificultades a la ya de por sí compleja búsqueda de los desaparecidos en el naufragio del buque 'Santa Ana', ocurrido el pasado lunes día 10 en isla Erbosa, frente al Cabo Peñas. El Capitán del servicio marítimo de la Guardia Civil de Gijón, Emilio González, explicó esta mañana que el estado de la mar está dificultando aún más a los buzos la exploración del buque hundido. A pesar de los problemas, "los submarinistas están trabajando sin descanso", afirmó.
A lo largo de la mañana aún se trabajaba en el desescombro de dos camarotes y de un habitáculo en el que se guardaban víveres, la zona donde se espera encontrar a las dos personas que aún están desaparecidas. En caso de que no se hallaran en estos espacios, se optaría por entrar en la sala de máquinas, la zona más peligrosa del barco. Lo explicó ayer de una forma muy gráfica el Capitán del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil, Carlos Martínez. "Vamos a entrar en el infierno. Suspenderemos si hace falta. No le digo lo que pienso del rescate este".
En la jornada de ayer, en la que fueron rescatados otros dos cuerpos del interior del pesquero, los del asturiano Marcos del Agua y el indonesio Wasito, el responsable de los Geas explicó las duras condiciones a las que se enfrentarán los buzos cuando hagan frente a este espacio. "Allí hay agua, gasoil, aceite. Cada vez que aspiras del regulador te entra gasoil en la boca. La entrada está llena de redes y toda la sala es un amasijo de tuberías", señaló.
Los submarinistas seguían a primera hora de la tarde con la exploración de dos camarotes y el espacio dedicado al almacenamiento de víveres, los únicos espacios de la denominada "zona habitacional" que aún no se habían revisado. En caso de que los desaparecidos no se encuentren allí, será el momento de entrar en la sala de máquinas. "Es un espacio de nueve metros de largo por tres de ancho en el que no se ve nada y hay que ir a tientas", explicó Carlos Martínez.
Las previsiones del tiempo tampoco acompañan la labor de los buzos. Para los próximos días está previsto un empeoramiento de las condiciones que ya han comenzado a sentir hoy, lo que hace más complicada aún la búsqueda de los desaparecidos. En caso de que las peores previsiones se cumplan, Carlos Martínez tiene clara cuál será su decisión como responsable de los Geas. "Si hace falta suspender el operativo, se suspenderá. A uno de mis submarinistas le han amputado dos dedos. No hace falta que le diga lo que pienso del rescate este".
Visiblemente molesto, el capitán de los Geas dejaba clara su postura sobre el trabajo de sus hombres, después de familiares y amigos de Marcos del Agua criticasen con dureza a los responsables del operativo. "Los buzos se juegan la vida, pero la gestión de la búsqueda nos da vergüenza", señaló el domingo Hugo Bayón, portavoz de los familiares y amigos del joven asturiano que realizaba sus prácticas en el barco hundido.
El trabajo en la zona de búsqueda en la jornada de ayer fueo muy intenso. Carlos Martínez cifró en cuarenta las inmersiones realizadas por los buzos, alguna de más de tres horas. Una exposición tan prolongada a las frías aguas del Cabo Peñas ha provocado que el buzo que ha protagonizado esta inmersión haya tardado más de una hora en entrar en calor.
Una de las claves del éxito de la operación en la jornada de ayer fue la apertura de un agujero en el costado de estribor del pecio. Durante la jornada del domingo los buzos habían comenzado a perforar el casco del buque, pero una avería en la lanza térmica, la herramienta que estaban utilizando, obligó a suspender el tajo hasta la jornada de ayer.
Una vez abierto el boquete, los buzos han podido desescombrar la zona habitacional y entrar a los espacios en los que aparecieron los cadáveres, los mismos en los que ya apareció el cadáver de Suherman Hasan el pasado sábado.
A pesar del avance de las operaciones, con cuatro cadáveres rescatados del interior del barco, aún son dos los marineros desparecidos. Se trata del mecánico gallego Manuel Tajes Sendón y del contramaestre portugués Victor José Farinhas Braga. El segundo mecánico de la embarcación, Manuel Simal Sande, ha sido el único que ha sobrevivido a la que ha sido la mayor tragedia naval en Asturias de los últimos cincuenta años. El mismo día del naufragio, el pasado lunes, se rescataron del agua los cuerpos sin vida de Francisco Gomes Fragateiro y Manuel Indalecio Mayo Brea. Una vez que se logró estabilizar el buque, los buzos sacaron del interior del mismo los cuerpos sin vida de Lucas José Mayo Abeijón y Suherman Hasan.
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